sábado, 16 de abril de 2011

All Boys 3- Huracán 1

Seguramente putearemos a la dirigencia nuevamente, todos los jugadores no servirán para nada y Tito será un entrenador mediocre que no sabe nada. Así somos los Quemeros, los amantes del fútbol: resultadistas. El Globo llegó a Floresta (NO ES UNA CANCHA ACORDE AL FUTBOL PROFESIONAL) pensando que el empate no le quedaba mal. Su creador, Maidana, no iba a estar en el campo por lesión y Torres se haría cargo de lo que hace el Chaco. Como en casi todos los partidos, regalamos los cuatro goles: tres fueron válidos, el otro también, pero el árbitro lo anuló. No puede ser que dejen girar a Fabbiani como lo dejó la defesa Quemera. Tampoco entiendo lo de Matías Quiroga, lo más flojo de la tarde, preocupándose por ponerle el cuerpo al Ogro (más de cien kilos) y no por recuperar la pelota en el segundo. ¡¡¡Ojo!!!, en ataque no estuvimos mal y entendimos el juego de tirarles pelotazos a los dos de arriba que tuvieron unos buenos 45 minutos iniciales. Zárate ganó casi todas, jugó bien de espalda y metió buenos pases verticales. El Cachorro hizo el desgaste de siempre y nuevamente nos regaló un gol. En estas canchas se juega así: pelotazos largos para los dos delanteros para que molesten a los defensores.

¿Estuvo bien en poner a Angeloff, Tito? Matías Quiroga dio muchas ventajas, merecía el cambio. No sé si era lo correcto poner al juvenil en este partido tan caliente, pero el que arriesga no gana y Pompei entendió que Angeloff podía hacer una buena tarea. ¿Qué pasó?, cometió la falta del penal y no mostró firmeza en defensa, pero tiene criterio y confianza a la hora de atacar. El tercer gol nos mató en el campo y en la tribuna. Nos arruinó la cabeza y nos confundió. Parecíamos estar en el medio del desierto caminando durante horas y sin una gota de agua. Pompei hizo ingresar a Bottaro para abrir la cancha y a Matute para juntarse con Torres. Hubo chances, pero no fue el mismo equipo que se había plantado bien en el primer tiempo. No somos los peores ni mucho menos los mejores. No hay que pedir la cabeza de nadie, pero hay que estar atentos. Con Boca habrá que ganar sí o sí en el Ducó (la última vez fue en 1994). Esto será un cabeza a cabeza hasta el final, una carrera de cien metros donde el que gane solo lo hará por tener una nariz más grande. No debemos regalar más goles y tener bien a nuestros jugadores. Confío en Tito, en el plantel y en la gente. Si los tres estamos unidos, será más fácil.