El mensaje que se transmitía hace dos semanas, de paciencia y tranquilidad, no debería cambiar por estas victorias ante San Martín de San Juan y Ferro. Huracán no había quedado afuera de la lucha por haber tenido un flojo arranque, ni ahora tiene garantizado el ascenso por esta mini racha. Restan 37 partidos, uno menos de lo que estábamos acostumbrados a que duren las temporadas. Muchísimo.
Haber traído los tres puntos de Caballito, luego de dos derrotas en igual cantidad de presentaciones como visitantes, sirve para evitar que salir del Ducó se transforme en algo perjudicial en la parte anímica del team. Es más, podríamos decir que la del viernes fue una victoria trabajosa, de esas que cuestan mucho y por eso tienen un valor agregado.
¿Por qué? A horas de que el equipo del Turco se dirigiera al estadio Arquitecto Ricardo Etcheverri, Pozo quedó desafectado por un estado gripal. Pero no bastó con que tuviera que saltar a la cancha Marcos Díaz para suplantarlo, sino que en la primera jugada el ex Colón descolgó un centro y, al caer, sufrió una contractura que lo sacó de la cancha. Entonces fue el turno de Monzón, de buena actuación, de ponerse los guantes.
Además, el Globo supo reponerse a cinco minutos que pudieron ser trágicos tras la expulsión de Arraya y el empate transitorio, después de una buena apilada de Correa y un mal cierre de la defensa en el contraataque del equipo local. Es cierto, pese a no haber pasado sobresaltos y haber podido aumentar la diferencia, Huracán no supo liquidar el partido. Pero es valorable el hecho de que, más allá del exabrupto de Arraya, el resto de los jugadores hayan mantenido la calma para entender el mensaje que bajaron desde el banco. "Prefería perder y no empatar", dijo Mohamed post partido- e ir por todo incluso en la adversidad. Así debe ser.
Brían Pécora
@b_peco
