jueves, 5 de septiembre de 2013

"Hola, soy periodista"

Entre cursos y carrera, estudié cuatro años periodismo. Me falta mucho por aprender en una profesión tan linda como difícil. Pero siempre con mucha honestidad y la mayor objetividad posible, aunque sea dificultoso usar esa palabra.
El viernes pasado fui a cubrir, para Revolución Quemera y Ascenso Rock, el partido entre Ferro y Huracán. Al tener la credencial de éste medio, tuve que esperar, junto a colegas, familiares, dirigentes y futbolistas, en una puerta diferente a la de siempre y ante la mirada, por ejemplo, de la barra del conjunto local que desfiló frente a nosotros sin protección policial ante insultos que si ellos querían, podría haber sido peor. Pero en este caso no quisieron.
 A menos de media hora, nos dejaron entrar. Primero nos revisaron cómo si fuésemos sospechosos de algún delito. Luego, descubríamos que no íbamos a ir al sector de prensa. Lejos de planillas, comodidad y condiciones para trabajar, nuestro lugar fue el codo de una platea expuestos ante todo el estadio.
Sin buena señal para informar y a muchos metros del Lobby donde se maneja y chequea información, nos enterábamos de lo qué pasaba en el terreno por gente que, capaz, no lo estaba. Increíble. Claramente éramos periodistas transformados en plateístas sin haber abonado una entrada. 

Durante el desarrollo del juego, el primer gol se festejó, se trataba de informar cuando la maldita señal aparecía, nunca supimos lo qué pasó con Arraya (estábamos a 80 metros) y con mucho descargo, de partes de TODOS, se gritó el gol de Caruso. El habernos discriminado como parte de prensa, nos llevó a un camino de hinchas. 

El final fue lo peor. "Periodistas" cantaban "Dale Globooo, dale Gloooo", dirigentes, exaltados, lo mismo. Los familiares se sumaron. Yo preferí irme rápido a la zona mixta junto a otros colegas que no siguieron el canto y supieron darse cuenta que su función era otra. Al salir, nos prohibieron entrar por la puerta original de prensa y comenzaron las corridas. 
Es penoso ver cómo nos fuimos de Caballito. Todos corriendo. Dirigentes, periodistas, familiares y hasta un barra de Huracán que vaya a saber porqué estaba allí. No la pasamos nada bien. Hubo piedras y una mirada cómplice de la policía que se pensaba que estaba en el cine viendo una de acción y de olvidaron, otra vez, de cumplir su trabajo. Por suerte (odio escribir éste por suerte) no pasó nada o pasó poco. Por pura casualidad. Nada más. 

La CD del Globo debe mandar una carta de caja ante sus pares de Ferro. Los dirigentes que van a la cancha, deben saber que son dirigentes. Los medios de Huracán van a informar no a alentar a su equipo. Tanto en una platea o cabina de prensa, siempre vi que griten los goles. SIEMPRE. La poca solidaridad entre nosotros es un fiel reflejo de lo qué pasa en cualquier acto oficialista que se ataca cobardemente a prensa opositora o VICEVERSA cuando el acto es opositor y va la prensa oficial. 
Lo que no me banco es la falta de respeto que hubo entre los que cubrimos a Huracán. La idiotez de ser los primeros y únicos te lleva a escribir por encima de un compañero que la pasó mal en serio. 
Para la vuelta, la mejor manera es no darle RECIPROCIDAD sino tratarlo con respeto. El periodista que cubre Ferro es como yo o cualquiera. Debe ser tratado como corresponde.Basta de agresiones a la prensa. Basta de tratarnos mal entre nosotros. Autocrítica para todos. Para mi también. 

Juan Manuel Penalba
Periodista recibido en ETER
@JuanchoPenalba