lunes, 16 de septiembre de 2013

Huracán Campeón de 1973: "Así fue mi vuelta"

Corría fin de 1972. Mi juventud hacía unos meses que "temblaba" con la puta colimba. 
En enero del 73 entré a Granaderos. Entre la incertidumbre de la familia, la pena de mi novia, hoy esposa, y la salvación que nunca llegó, estaba mi corazón palpitando el campeonato. Se pintaba un gran equipo, eran todos "nadies".


¿Quién conocía a Brindisi, Houseman o Babington? ¿Y a Carrascosa? Sí, eran muy conocidos Basile, la Chancha Larrosa, el Buche Chabay...Y bueno, con nombres y extraños comenzamos el campeonato. Y el dolobu, a la colimba. ¡Qué pocos partidos pude ver! Solo me arreglaba con la Spica, y procuraba que no me la afanasen.

Pasaban los partidos y la calidad se vislumbraba. Los goles llovían, 5 a 0 en Rosario, con baile y aplausos de los locales, cuatro a Racing. Solo nos dolía haber perdido con la Gallinas, lo otro no corría. Y ganábamos. Gustábamos. Eramos el mejor equipo. Y hoy siguen hablando del equipo de Menotti. 

Punto a parte lo de mi soledad en la Quinta Presidencial. Después de haber pasado casi dos meses en "guarda", sin salir en Los Talas, ya que corría el año en que se votaba después de los milicos y volvía Perón. Vaya año de votaciones. Y yo, de Granadero. Gala tras Gala para los visitantes que venían para ver la votación del Tío Cámpora, después Lastiri, y después Perón. Solo política. Y yo, ¿qué? Me mordía los codos por ver a HURACÁN.
Pasaron los meses y llegó el día contra Gimnasia. Resultado, derrota...Pero... ¡¡¡HURACÁN CAMPEON!!!!! Sí, papá: HURACÁN CAMPEÓN.


Yo estaba en cuatro vigilante, delante de la guardia en la Quinta Presidencial. Me mordía los labios y tenía el FAL cruzado. Mientras mis dedos en la cacha del fusil tocando alguna música, mi cerebro estaba puesto al lado de mi corazón. Sin radio. No podía escucharla mientras estaba en el puesto.
De repente, un grito del Sargento: "Vayan a la puerta de la guardia y díganle a Títaro que venga urgente al puesto de guardia". Un compañero vino a sustituirme y me dijo que vaya para adentro.
Mi voz entrecortada, sin saber, me hizo preguntarle al sargento...."Presente el granadero Títaro para recibir instrucción" y el sargento me dijo: "HURACÁN CAMPEÓN GRANADERO TITARO". Mis oídos no escuchaban y mi corazón no latía... ¡¡¡HURACÁN CAMPEÓN!!!


El sargento era bostero, pero siempre decía que simpatizaba con el Globo y hablábamos de fútbol.
No sabía qué hacer. Todavía seguía firme con el FAL en la espalda  El sargento me dijo: "VAYA, GRANADERO TITARO, Y DE LA VUELTA OLIMPICA A LA GURDIA. PERO SIN GRITAR". Sí, mi Sargento, respondí y salí con los borseguies que pesaban dos kilos y mi cuerpo volaba en vez de correr... 

ASÍ FUE MI VUELTA OLIMPICA.
Gracias.

Nicolás Títaro