martes, 19 de agosto de 2014

La responsabilidad es nuestra, por Agustín Macri

Llegar al palacio es todo un ritual para nosotros. El hecho de juntarse con esos amigos que hace semanas no veías, el viaje previo al partido en donde cada uno hace su propio análisis de la situación del equipo y prevé el resultado del encuentro; más tarde la llegada al estadio y la caminata por Luna, en donde nos alejamos por un momento, y contemplamos absortos esos murales de Luna. De repente, la figura de Ringo se hace presente y recordamos aquel combate ante Cassius Clay, luego vemos a Homero Manzi y nos recita una mágica poesía; por último observamos al loco Houseman, quien nos deslumbra con sus míticas gambetas.

La esencia jamás debe perderse, eso está claro; pero viendo a otros clubes sin tradición ni historia que comenzaron a ganar títulos importantes (Lanús, Vélez, Arsenal) a partir de una buena organización dirigencial, se ha instalado como tema de debate el hecho de renunciar a la historia, y sumarse a los clubes que poco a poco se han transformado en empresas.
Creo que si bien este tema ha sido objeto de muchísimas opiniones, y a partir del mismo ha habido quienes adhirieron y quienes no, pienso que el hecho de que un club se adecúe a los tiempos que corren no significa que haya que renunciar a la esencia. Pues la identidad de Huracán nada tiene que ver con el atraso y los desmanejos que desembocaron en que hoy nos enfrentemos a equipos como Patronato o Sportivo Belgrano. 

Nuestra identidad está ligada al  buen juego, los ideales de barrio, el tango y la poesía, pero nada tienen que ver con los fracasos deportivos y económicos de nuestras últimas dirigencias. Está claro que a partir de la llegada de este nuevo siglo se ha comenzado a renunciar a estos valores, pero Huracán no tiene por qué perderlos. Es decir, olvidarse del pasado no nos asegura nada en lo deportivo.

Mientras no nos cerremos a los cambios que presentó esta época, la identidad quemera no tiene ninguna influencia directa en los resultados. Es decir, no es perjudicial, simplemente es algo que nos distingue y nos caracteriza, pero nada más que eso. Esencia no debe significar atraso, y tampoco debe ser confundida con inoperancia. Que Huracán haya sido pésimamente administrado nada tiene que ver con nuestra predilección por el fútbol bien jugado o con nuestra identidad. De hecho fue todo lo contrario, ya que el equipo que perdió la categoría no mostró absolutamente nada.

Que un club tenga tradición no significa que no pueda ser bien administrado, pero también es cierto que hay que adaptar aquella identidad quemera a estos tiempos. Jamás aceptaría que, como en Inglaterra, el Ducó cambie de nombre por el de una empresa; pero si es necesario que se le hagan reformas. Esencia no significa aferrarse a cosas que atrasen y perjudiquen a Huracán. Nadie pediría que se siga utilizando la famosa ley del offside, porque seguramente nos perjudicaría; pero si se exige que se juegue bien, acorde a la historia del club. Nadie aceptaría que se reemplace el nombre de nuestros ídolos por una publicidad de Coca Cola; pero si sería necesario en otras partes del Estadio que no tengan demasiado uso. Renunciar a algunas cosas y conservar otras, no aferrarse pero tampoco olvidar.

Para descalificar a nuestro actual presidente, se ha culpado a la identidad quemera; y nada tiene que ver con eso. Nadur, como empresario ligado a la industria automovilística, sabe más que nadie como se maneja una empresa hoy en día, así que está claro que no querer renunciar a la esencia no trajo consecuencias negativas. En cambio, las malas gestiones deportivas y económicas si lo hicieron. Pecamos de ingenuos al votar a un hombre que había sido un gran futbolista y director técnico, pero que nada sabía de administrar un club o una empresa; y hoy, habiendo elegido a un hombre de negocios, seguimos en la B Nacional. ¿Será la historia y la identidad el problema? ¿O seremos nosotros que no pudimos generar gente capacitada para hacerse con el puesto?

En fin, creo que una muchos estamos cansados de ver como a pocas cuadras del Ducó se festejan títulos importantes. Por eso insisto en que el eje del debate debe ser mirar para adelante, sin olvidarse de lo que fuimos. Es decir, caminar hacia un horizonte nuevo, pero sin dejar de lado nuestra historia y nuestra identidad (tan olvidada por algunos clubes). Como dije anteriormente, el hecho de no renunciar a la esencia, no significa aferrarse. Algunas cosas deben adaptarse, y otras deben seguir tal y como estaban. Ningún quemero de ley pediría mudarse de Estadio y regalarlo por unos pocos centavos.

Tenemos la responsabilidad de crecer, y de comenzar a ser protagonistas. Los dirigentes, el cuerpo técnico y el equipo parecieran estar capacitados para dar ese salto. Retener al plantel –y fundamentalmente a nuestra joya- fue un buen comienzo. Ahora te toca a vos, y para eso es necesario que te asocies. Seamos parte de este nuevo resurgimiento.

Nuevamente, me despido con una poesía para todos los quemeros:

Letras se han vuelto a escribir entre tantas huellas que no se ven
Sangre roja y blanca que fue testigo de aquella mañana
en la que el alba bajó al verde césped

Ángeles corrían estrepitosamente,
Sus sueños volaban como un globo
y su alma observaba pasmada ante tanta alegría

La historia se hacía presente en aquel mítico monumento,
y esas almas privilegiadas eran testigos de aquel espectáculo de ángeles
que bajaron a la tierra
para dibujarle una tenue sonrisa

Nuevamente, el pasado agitaba en sus venas
Y el, sin saber por qué
Volvía otra vez a aquel mítico Palacio 

Agustín Macri

@Agustin_Macri