lunes, 20 de julio de 2015

Hermanos del dolor

Mientras escribo estas líneas me encuentro viendo a Crucero del Norte. No, no es broma. Estoy siguiendo la campaña de un equipo fundado hace poco más de dos décadas, que comenzó a competir en la Liga Posadeña recién en el año 2003, y que por los azares que el destino le tenía asegurado, pudo ascender a la Primera División por el generoso torneo de 30 equipos, como Huracán.


Sí, un club que supo ser denominado como el “sexto grande”, debió ascender por la ventana, y hoy compite codo a codo para no descender, con un conjunto que hace poco más de diez años era amatauer. En las oficinas de Caseros, las caras son las mismas que en el 2012 se secaron la transpiración al ver que el globo zafó de no descender a la B Metropolitana. Los milagros pasaron por Parque Patricios, y Huracán no sólo logró salvarse de caer a la tercera categoría, sino que dos años después logró ascender y salir campeón.

Pero los milagros no son eternos. Porque un día ya no hay más Marcos Díaz, ni Apuzzo, ni Mendelovich, ni nadie que te salve. Un día estás vos solo, con tus pantalones bien planchados, con tu ego que a veces se te sale de los ojos y que ya no sabés dónde meterlo, y te das cuenta que la realidad se te escurre como agua entre los dedos, y que donde vos viste un escenario perfectamente controlable por tu magnánimo ser, la situación te estaba superando, te desbordaba -sí, como a tu lateral, el que hace años hace agua, pero increíblemente es titular y capitán-.

En Caseros 3159 aún confían en que un club, y la voluntad de 15.000 socios -deberían ser muchos más, por cierto- la pueden manejar dos tipos en una oficina cerrada bajo siete llaves. ¿La plata del pase de Martínez y los ingresos de la Copa Libertadores? Dos títulos, señor, dos títulos. ¿Por qué el representante de Apuzzo es el hermano de su preparador físico, y el mismo que representa a Espinoza? Dos títulos, cállese la boca, dos títulos. ¿Por qué Simonian todavía se pasea por La Quemita como si fuese el patio de su casa? Dos títulos, señor, qué más quiere, dos títulos. ¿Los refuerzos de jerarquía? Dos títulos, señor, tenga memoria, mire cómo estábamos en noviembre, dos títulos. ¿Era este el momento para desinvertir y devolverle el dinero a San Jorge, la concesionaria del presidente? Dos títulos, recuérdelo, dos títulos. ¿La campaña de socios? ¿Las disciplinas olvidadas que deben ser sostenidas por los padres de los chicos?...


Y yo ya no sé qué decirte. Sólo sé que estamos todos en la misma. Sólo podemos ver con impotencia cómo Huracán desperdicia la mejor oportunidad de su historia para armar un proyecto serio y volver a consolidarse como el sexto grande. Mientras dos hombres manejan nuestros destinos, y vuelven a hundirnos en los peores infiernos, vos, quemero, hermano del dolor, lo sufrís día a día con impotencia, porque sabés que nadie te escucha y que nada podés cambiar...

Me despido, empezó el segundo tiempo de Crucero del Norte. Se juega en una cancha de barro, con no más de 2000 espectadoresCreía, iluso, que Huracán era más que eso. Que quienes nos representan podían llevarnos a lo más alto, armar un equipo de trabajo en cada área y en cada disciplina, una buena campaña de socios, y, por qué no, regalarnos una digna participación en las competiciones internacionales... pero no fue así.

Ah, el domingo hubo un partido. Huracán perdió y ronda los puestos de descenso. Los jugadores dieron lástima y el DT volvió a decir que hay que ganar la semana que viene, pero qué más da, no hay de qué preocuparse... "no seas idiota, dos títulos" me dije a modo de mantra...

Agustín Macri