Supo zafar de una estruendosa caída al abismo y rápidamente pelear en los primeros planos internacionales. No estoy hablando de Huracán, sino que en esta nota de Revolución Quemera, observamos la Revolución Colchonera.
A mediados de la temporada 2011/12, el Cholo Simeone se hizo cargo de Atlético Madrid en un momento delicado, en el que los puestos de descenso comenzaban a acechar. La pérdida de la categoría hubiera sido tan trágica para el Aleti como para Huracán permanecer en esta devaluadísima B Nacional. Sin embargo, en esa misma temporada el equipo español obtuvo la Europa League, el primer gran logro de su ciclo. La historia del Globo, menos prolongada en el tiempo todavía, tiene algunas similitudes. En su peor momento deportivo, último en una B Nacional de 11 equipos y en la que subían cinco, gestó lo más exitoso desde la década del 70.
El límite se fue extendiendo y los sueños son cada vez más grandes para los Quemeros. En la vuelta a las copas internacionales nos quedamos muy cerca de meternos entre los mejores 16 de América y apenas un semestre después estuvimos acariciando el primer título a nivel continental. Como Atlético Madrid en 2014, tan cerca de quedarse con la Champios League ante el Real, su eterno rival. Las revanchas existen en el fútbol, sobre todo en un plantel con ambición, con ganas de cambiar la historia de un club sufrido escribiendo una nueva. Hoy, en Munich, el Aleti va en busca de una nueva final de la Champions y Huracán por otro gran paso en Medellín.
Si me preguntan, yo quiero un club como Átlético Madrid. Un equipo como este de Huracán, que realmente entienda que las malas rachas y las adversidades históricas están para ser superadas. Quiero que cada hincha se sienta representado de tal manera por este plantel, que consiguió dos títulos y hace volar al Globo por América, que los lleve a comprometerse y ser socios. Y anhelo que este crecimiento deportivo y patrimonial perdure más allá de esta dirigencia. Así, Huracán se transformará en el Club Atlético Huracán que pretendemos.
Tío Herminio