sábado, 26 de noviembre de 2016

Mi Sobrina Josefina

Dos años. Penales. Emociones. Un Sapo. Un Arquero. Un grito. El salto más grande que di. Lloramos todos. A continuación, mi último texto sobre Huracán y la Copa Argentina del 2014.


El 22 de junio del 2014, mi sobrina llegaba al mundo para enseñarme sobre muchas cosas (que no tenía ni idea) de la vida.
Mi hermana me llamó cuando la panza no le daba para más y no le quedó otra que internarse. Ese domingo, en Huracán, había elecciones. Salí rajando a la Sede, voté y de ahí, al Sanatorio.
Tras esperar unas horas, el padre, a través de un vidrio, se dirigió a la Sala de Espera y nos la presentó: amarillita, chiquita, frágil, hermosa. Lloraba ella. Lloraba el padre. Lloraban los abuelos. Lloraba el tío. La conocí.
Cuando la pasaron a la habitación con la madre, me daba miedo tocarla y cada 20 segundos chusmeaba para ver si respiraba bien. Tenía más miedo que ella.
Con apenas algunas horas de vida, la mire a los ojos y, entre lágrimas, le dije: "Vos viniste a cambiarnos la suerte". Un estúpido. La presioné.

El 26 de noviembre de ese mismo año, estaba en un tribuna de San Juan. A mi lado tenía a mis amigos. Faltando cincos áaminutos para terminar la final, escucho un llanto profundo. De esos que no tienen consuelo. Miro para averiguar de quién se trataba y era mi primo. Enojado, le pregunto sin metáfora alguna: "¿Qué te pasa pelotudo?". "Sufro mucho. Quiero que esto se termine", me contestó. No lo podía creer.

Cuando el temita este de los penales se tornaba algo complicado, escucho otra vez al mismo llanto. Giro y era mi primo que se había puesto peor. A su lado recuerdo ver a Pancho que miraba al horizonte. Entonces, me propuse sacar fuerzas de no sé dónde y grité: "Tranquilos, Marcos tiene que atajar 3 penales". Yo tenia más miedo que ellos.

Sólo grité el gol de Mancinelli. Cuando Encina se paró frente a la pelota, abracé a un hincha que no conocía. "Lo ataja", le dije. En verdad, en todos los penales de ellos comentaba lo mismo. Esta vez, la pelota le fue infiel a la red y se enamoró de unas manos. Salté como nunca en mi vida y empecé a correr por la tribuna. CAMPEONES.

Al volver a mi sector, alguien lloraba sin consuelo. Sí, otra vez era mi primo. "¿Ahora qué te pasa Lautaro?". "Yo vi pura mierda en la cancha. Esta es la alegría más linda de mi vida".
Ahí entendí todo. Lo que soñamos simpre, lo estábamos viviendo.

Mi Sobrina tiene dos años. Como aquel logro de La Copa Argentina. Ojalá, cuando crezca, Josefina tenga una pasión. Una pertenecía. Vas a llorar mucho. Vas a tener bronca. Vas a sufrir.
Pero créeme, sobrina, que cuando logras un sueño, no te lo vas a olvidar nunca más. 

A buscar nuevos desafíos, Quemeros.
Fin
Juan Manuel Penalba
@JuanchoPenalba