Termina el partido. Golpeo una puerta. Me lastimo. Me encierro en el baño como 20 minutos. Busco consuelo en mis amigos de la cancha. No la encuentro. Me miro al espejo. Cara triste, muy triste. Llega mi papá. "Nos vamos a la B Metro, viejo", le digo. "Huracán hace todo lo posible para irse que por momentos merece irse", me contesta.
Escribo en el Twitter, impotente. Observo diferentes opiniones. Todas coinciden en los errores de Mohamed y de la Comisión Directiva en traer y permitir traer jugadores que, de antemano, se sabía que no iban a responder. O peor: incorporar dos tipos en un puesto e improvisar a otros en lugares del terreno que no les pertenece.
Nunca dejamos de sorprendernos. Siempre se puede estar un poco peor. Y lamentablemente, el futuro del club se decide dentro de un campo de juego. Y Huracán está muy lejos de ser un equipo serio. Físicamente se cae en el complemento, erra goles que son más difíciles lamentarlos que festejarlos, comete HORRORES en defensa, hay poca autocrítica. No hay ganas de mejorar.
Tenemos centrales lentos, volantes por afuera sin marca. No hay un cerebro. El punta gana poco de arriba y erra una vez, dos veces y hasta tres...
Nadur se encierra. Los que ya no son cercanos, inventan. La política interna crece. Como crecen las miserias y las chances de caer a una tercera categoría. Aparecen rumores. Rumores que no tienen sentido ser contados públicamente. Pero vaya a saber qué interés hay de fondo que son contados como si fuesen una noticia real y verídica.
Huracán ya no vuela. Ni si quiera se arrastra. Las agrupaciones se tiran palos inútiles en tiempos donde todo es un caos. Apenas tenemos 14 puntos y siguen jugando los mismos. Esos que no dan respuestas. Kudelka tendrá que ser un militante de derecha y poner mano dura en el equipo. Tener coraje. Sacar a los que no les interesa nada este presente e intentar con otros. Entrenar un turno, dos turnos, tres turnos. Sumar trabajo. Mucho trabajo. Se juegan el futuro del club.
Nosotros tenemos que alentar. Alentar más que nunca. Sacarlo de esta situación. Cuando estamos en terapia intensiva, no sirve insultar al enfermo. Sólo sirve darle ánimos. Y rezar con cualquier Dios para que se mejore.
Salí del baño. Me vuelvo a mirar al espejo. Sigo triste, pero con ganas de seguir. Uno cuando está enamorado, entiende poco y nada con la cabeza. Huracán me necesita. Acá estoy, Globo...
Juan Manuel Penalba
@JuanchoPenalba
La conferencia de prensa por La Quema Web.
