"La Tribuna Bonavena"
La tribuna Bonavena ve, escucha, siente, late y
habla. Los técnicos de la construcción dicen que es apenas un bloque macizo de
Hormigón Armado. Que la matriz de cemento le provee la resistencia frente a
esfuerzos de compresión, y el hierro, por su cualidad de material metálico, la
hace resistente a tracción. Nosotros sabemos que no es así.
Hace un poco menos de un siglo que
está allí, erguida y desafiante (como aquel a quien debe su nombre) en el mismo
lugar, en la esquina de Alcorta y Luna. Hace poco menos de un siglo que es
testigo, fin de semana por medio, de nuestras alegrías y frustraciones. Que se
emociona con nosotros, que llora cuando la situación así lo amerita, que se
banca la lluvia, el viento, el frío, el calor. Que observa, sigilosa, con sus hermosos
ojos verdes lo que ocurre en nuestro interior.
Escucha los reclamos y comparte
algunos de ellos, sin entender otros. Es que por el contexto histórico en el
que fue concebida y producto de quien fueron sus maestros, se encuentra sumida
en una crisis de identidad. Piensa que es anacrónica, atemporal. Sufre su
estadía en esta realidad, tan distinta a la que la vio crecer. Sus valores son
los mismos de siempre, ya los tiene marcados a fuego y no va a cambiarlos, pero
difieren tanto de los reinantes en la sociedad actual que la depresión recorre
sus entrañas. No puede hacer nada más que soñar. Por su naturaleza ella va a
seguir estando, siempre ahí, firme. Extraña sus épocas de gloria, cuando era la
más linda de todas, cuando salía en las tapas de diarios y revistas, provocando
envidia de extraños y orgullo de propios. Pero no está a su alcance que vuelvan.
No depende de ella. No puede hacer nada más que soñar.
La tribuna Bonavena habla. Dicen que
todas las semanas alberga a uno de sus hijos predilectos. Dicen que se llama
Manuel, y que es no vidente. Que entra al Palacio como cualquier otro, sin
bastón ni lazarillo. Dicen que jamás se tropezó, que siempre encuentra el
camino adecuado, y que sigue los partidos como si los estuviera viendo. “Es ella, ella me relata, me cuenta, me
informa” sostiene Manuel. Afirma que logra emocionarse como si pudiera ver
los partidos con la más alta definición, que entre los susurros encuentra la
magia y la poesía.
La tribuna Bonavena recuerda. Hace
más de cincuenta años que inspira tatuajes y remeras. Hace más de cincuenta
años que en sus escalones se realizan promesas de amor eterno, que en ellos se
vierten lágrimas de desconsuelo y se escriben historias de sentimiento y
pasión. Hace más de cincuenta años que recibe a parejas de jóvenes que se besan
apasionadamente sobre ella, y tiene un lugar especial en su memoria para aquel
adolescente inexperto que intentando demostrar con fervor sus sentimientos, le
incrustó el tabique en el ojo a su amada.
La tribuna Bonavena se sonríe ante
tu llegada, espera ansiosa tu regreso, tus caricias, tus palabras.
Juan Rey
Queremos agradecer a Leo Pirillo por estos nuevos dibujos de la página. Se vienen más. |