lunes, 18 de noviembre de 2013

Sarmiento-Huracán: La Previa


Volando en Globo

Huracán es magia. Esa magia que nos hace volar y pensarlo estemos donde estemos, esa fantasía de la que nos enamoramos noche tras noche cuando estamos lejos de casa, ese amor a primera vista que termino de consumarse una noche fría de otoño y que dura toda la vida. En esto pensaba el escritor, mientras oteaba el horizonte disfrutando el atardecer en el océano pacífico, cuando el mar bañaba suavemente sus tobillos en alguna playa de la costa latinoamericana, tan lejos del barrio, tan cerca del cielo. Encandilado por tamaño espectáculo del sol ocultándose bajo el agua, debía emprender la retirada con sumo cuidado, es que atrás, sólo unos metros por detrás, yacían inertes en la arena un sinfín de esculturas artesanales, a las que daba vida, día tras día un peculiar personaje.
Eduardo tenía esposa y dos hijos. De contextura mediana, tez clara y sin barba. El pelo le caía hasta debajo de los hombros, por lo que se lo recogía a la hora de desarrollar su trabajo para que no le interfiriera con la visual. Como en el Popol Vuh, Eduardo daba vida al barro. La pasión y dedicación con la que trabajaba horas en la arena rendían incontables frutos, la gente venía religiosamente todas las tardes, de las más distantes playas, para contemplar el trabajo de cada día, que era tan asombroso como irrepetible, puesto que el mar se encargaba por las noches de que las exposiciones en este museo fueran de carácter temporal.
            Había comenzado como un pasatiempo, para entretener a sus críos, formando una sirena. Al día siguiente creó también un cangrejo y una princesa. Y así, cada tarde se agregaba un personaje nuevo en el haber de este artista. Hasta que llegó el último día. Las vacaciones se terminaban, debía despedirse de su público y lo haría a lo grande, dejando una marca notoria.
            Antes de develar su obra magistral, Eduardo nos contó que era argentino y de Pompeya. Que perdió todo en el 2001 y se vio obligado a emigrar a España, más precisamente a Barcelona. Que allí conoció a quien hoy es su mujer, consiguió trabajo y tuvo la suerte de recorrer la madre patria. A los asistentes poco les importaba, se encontraban un poco decepcionados, puesto que solo había una escultura, y encima se encontraba cubierta con lonas, como generando intriga.
            Siguiendo con el prefacio, el original artista relató que en cierta ocasión se hallaba de viaje en Galicia, más precisamente en Finisterre (que significa, literalmente, “el fin del mundo”). No había nada a su alrededor, solo viento, frío y mar. Decidió caminar por la inhóspita playa rumbo a vaya uno saber donde, cuando el viento tuvo la cruel idea de soplar más y más fuerte. Eduardo se refugió en una cueva, de esas oscuras, pero que le serviría para pasar el rato. Tan lejos del barrio, tan cerca del cielo. Recordó sus días de adolescente, cuando se juntaba con su banda en la casa de sus padres, agarraban las banderas y marchaban hacia el Palacio Ducó, cuando ir a la cancha era un espectáculo sano. Tan lejanos eran esos recuerdos, él en el fin del mundo, sin nada ni nadie que lo pudiera comprender.
            Eduardo contó que en ese momento de desesperación, sus pupilas se fueron dilatando, para dejar entrar más luz y entonces no pudo creer lo que sus ojos le mostraron. En Galicia, refugiándose del viento y del frío, en esa cueva que no está en ningún mapa, pudo vislumbrar sobre las rocas negras, una marca blanca perfectamente distinguible, hecha con aerosol. El globito. Huracán.
            Con lágrimas en los ojos, reveló lo que se hallaba bajo la lona. Para la gran mayoría de los presentes, no era más que cualquier otro globo aerostático, perfectamente logrado, pero quien hoy relata esta historia no pudo evitar compartir el llanto con su creador, en especial, sabiendo que la “H” del medio no era azarosa, ni artística, más bien parte de su alma hecha escultura.


Juan Rey, para Revolución Quemera.

¡¡¡JUEGA HURACÁN!!!
Con Capurro lesionado y Villarruel suspendido, Kudelka se la jugó por Bustos para enfrentar a Sarmientos, el martes, en Junín. El Globo busca su tercer victoria consecutiva.

Monzón; Zaragoza, Ferrero, Dominguez, Arano; Cuesta; Mandarino, Defederico, Bustos; Espinoza y Caruso.

En el banco:
 Díaz, Bouvier, Sotelo, Casais, Fernández, Martínez, Villafañez, Milano y Arraya. Dos quedarán fuera.

El partido NO VA TELEVISADO. Desde las 21 hs haremos el minuto a minuto en www.revolucionquemera.blogspot.com.ar


¡¡¡VAMOS GLOBO!!!