domingo, 2 de marzo de 2014

La Previa, por #JuanRey

Carta de una señorita en París


                                                                                              Junio, 6, 1930
                                                                                              56, Rue de Saint Michel
                                                                                              París

Queridísimo Jorge,

                        Escríbole estas líneas desde la lejana ciudad luz. Para vuestra tranquilidad, si bien la llegada fue un tanto traumática, ya me encuentro instalada en una posada acogedora. París no me resulta hasta el momento la metrópoli cosmopolita con que se deslumbrase el clérigo Sorel. Un tanto desordenada, ruidosa y sucia, más bien un crisol de culturas (conjúganse en sus calles gitanos, judíos, africanos, kosovares y europeos occidentales). Noto, sin embargo, vestigios arquitectónicos de nuestra porteña ciudad, por momentos me pareciera estar transitando la Avenida de Mayo.
            Imagino que la vida por los Corrales no habrá cambiado mucho en estos meses. Que se seguirá levantando casi al alba para tomar el tranvía que lo lleva al mercado. A media tarde cambiará la yerba de su mate. Al anochecer regresará al pago, previa caminata habitual por el Parque de los Patricios, donde se quedará fumando unas bocanadas de su pipa.
            Me ha llegado la noticia que en pocos días comienza el Campeonato Mundial de Fútbol, a disputarse en la República del Uruguay. Imagino lo ansioso que estará ante tamaño acontecimiento, y más aún si todo continúa como antes, recuerdo que se emocionaba al nombrarme todos los jugadores del Huracán que integraban el combinado nacional. Unzué, Stábile, Onzari, y creo que no recuerdo más (Dicho sea de paso, ¿se concretó la profesionalización del deporte? Recuerdo que usted no estaba del todo de acuerdo, que creería que se terminaría por transformar en un negocio, dejando de lado su concepción de juego). Por cierto, en estas tierras las noticias deportivas no ocupan ni por asomo las primeras planas de los informativos, más bien hay una especie de fanatismo en torno a las últimas publicaciones de Sigmund Freud.
            Todo este prolegómeno, amado Jorge, para recordarle que lo extraño. Que nunca se olvide de esta servidora que ha cruzado el Atlántico en un vapor en busca de cumplir el púber sueño de triunfar en las marquesinas galas. Que no puedo evitar pensarlo a cada instante, recordarlo y sentirlo aquí, conmigo. Pero que también lo respeto y entiendo su decisión de no abandonar nunca el barrio que lo vio nacer y crecer, sus amigos del Parque y del buffet, sus interminables noches de milonga y tabaco.
            Me despido, con la certeza que nos volveremos a ver, ansiosa por recibir su respuesta.
            Suya, eternamente


            Mariela.

Juan Rey para Revolución Quemera