Huracán nuevamente repitió la misma bipolaridad de
encuentros anteriores, y no pudo superar a Sarmiento de Junín. Apático 2 a 2 para un conjunto que con el correr de las fechas va sumando problemas y
necesita volver a la victoria con carácter de urgencia. Mismos errores, similares acontecimientos que
ya no son vicisitudes, y que definitivamente dejaron en claro para qué está
este Huracán.
En la primera mitad, el conjunto dirigido por Kudelka arrancó con las ganas y la
voracidad de siempre, la cual se fue perdiendo con el correr de los minutos,
hasta transfigurarse en la misma versión apática que permite que los rivales
inflen el pecho, y avancen en el campo de juego.
El globo realizó una correcta primera parte, en la que buscó
el partido con sus mejores armas; pero luego, en el segundo tiempo, se retrasó
de forma desordenada, digna de un equipo sin sustento táctico para saber dónde
posicionarse a la hora de retroceder. Estos errores se venían exponiendo desde
el comienzo del segundo tiempo, y no era necesario recurrir a la brujería para
afirmar que Huracán estaba mal parado, y si bien defendía con sus once
jugadores, dejaba huecos insólitos, en algunos casos producto de “achiques” mal
ejecutados y en otros, simplemente por el hecho de que no podía hacerse de la
pelota –en parte por la salida de
Toranzo –.
Es injusto no atribuirle algo de responsabilidad al DT, que
no logra interpretar los partidos adecuadamente, y realiza cambios un tanto
extraños. A pesar de que el rendimiento de Toranzo fue paupérrimo, no se
entiende por qué Kudelka excluye al único jugador que puede asegurar que la
pelota esté en nuestros pies al menos unos minutos. Un técnico con la
experiencia Frank, debería saber que si el equipo comienza a mostrar fallas
tácticas, debe hacerse de la pelota, no agrupar gente en defensa.
Tampoco es entendible que la defensa sea impenetrable en los partidos por Copa Argentina, y endeble
en este tipo de encuentros. Por eso no hay que dejar de lado el factor actitud,
ya que si se comparan los encuentros entre una competición y otra, las
diferencias saltan a la vista.
En fin, este equipo de Huracán tiene una enorme facilidad
para quitarle el aliento a sus hinchas –lamentablemente no a los rivales- y
para sumirnos en una desesperación subyugante, pues ya nadie tiene la capacidad
para distinguir si esto se produjo por desgaste, por el cambio de algunas
piezas, por déficits tácticos, o si se debe a un problema
extrafutbolístico.
Con el apoyo de @mftattoo, y esta vez con muchísimo dolor,
los puntajes del empate ante Sarmiento de Junín:
Díaz: 5 – En ninguno
de los dos tantos de Sarmiento le podemos atribuir responsabilidad alguna: en
el primero, quedó mano a mano frente a Cuevas, quien definió con categoría;
mientras que en el segundo, Scatolaro tuvo todas las facilidades posibles para
hacerse con la posición, y definir a contrapierna del gran arquero que tenemos. En su encuentro de hoy, no tuvo participaciones destacadas, ya que
Sarmiento no inquietó demasiado. Los hinchas sabemos quiénes están
comprometidos con el club, y quienes saltarán cuando se hunda este barco, que
luce bastante dañado; y estamos convencidos de que Marcos es un bastión
fundamental para nuestro equipo. Más que merecida la ovasión que recibió cuando
quedó de cara a la Bonavena.
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Mandarino: 4 – En sintonía con el equipo, realizó una buena
primera parte en la que mordió y luchó incansablemente, permitiendo que el
globo no pase grandes sobresaltos por esa banda. Luego, en la segunda mitad, su
sector se vio mucho más comprometido y no pudo sostener el nivel de la primera
parte, concluyendo una tarde imprecisa al permitir que Casierra desborde con
mucha facilidad, y envié el centro que le daría el empate a Sarmiento.
Mancinelli: 4 – Laxo encuentro del pelado, que pifió en el
primer gol del conjunto juninense, y en el segundo, quedó mal ubicado y
compartió responsabilidades con el resto de la defensa, al no adelantar al
equipo para que los laterales o volantes del rival queden inhabilitados. A esta
altura del campeonato, sorprende y mucho la irregularidad de un defensor con su
experiencia.
Erramuspe: 5 – Errores y aciertos en igual medida. Eso es lo
que muestra el ex Lanús, que no respondió de la mejor manera en ninguno de los
dos tantos del rival, pero que marcó la victoria parcial. Está
claro que, si bien es discontinuo, es el mejor central que tenemos.
Arano: 4 – Otra vez, flojo encuentro de Chiche, que fue uno
de los puntos bajos del equipo. Cometió errores infantiles, no logró clausurar
su sector y tuvo algunos inconvenientes cuando se hizo del balón. Se entiende el
por qué de las críticas de los hinchas, que lo reprochan ante sus bajos
rendimientos. No sorprende que en ambos goles haya tenido parte de la responsabilidad.
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Vilarruel: 6 – La figura del globo. Ya es una constante que
el pibe realice un esfuerzo desmesurado por cubrir todas las falencias de
VIsmara, y sorprende su regularidad. No es vistoso, ni se destaca de la misma
forma que Martínez o Espinoza, pero desempeña un rol vital y lo hace con mucha
regularidad, distribuyendo –todas las pelotas pasan por sus pies– y presionando en
todos los sectores de la cancha. Necesita un socio que lo acompañe en esta
tarea.
Vismara: 4 – Hace rato que ya se le agotó el crédito, y a
esta altura la titularidad es un premio totalmente inmerecido. Se ubica en
sectores en donde termina siendo poco productivo, no acompaña a Villarruel en
la distribución del juego, y “se borra” completamente cuando debe retroceder y
recuperar el balón. Insisto en que su rendimiento desde que desembarcó en
Huracán es pésimo, y esto se debe, en gran parte, a una actitud cansina y
desganada.
Toranzo: 4 – Otro rendimiento pobre, sin matices y con
errores que se hicieron costumbre. Su incidencia en el juego fue escasa, y
jamás se hizo protagonista de la distribución. Apenas aportó algo colaboración en la
circulación del balón, y ejecutó el córner que terminaría en gol de Huracán. Cuando
salió, el equipo sintió su ausencia; ya que, a
pesar de que muchas veces se desconecta, garantiza que la pelota esté en nuestros
pies. A esta altura del campeonato, y con las urgencias que vivimos, preocupa
su apatía.
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Espinoza: 5 – En el primer tiempo, se destacó por su
sacrificio y por la presión que ejerció sobre la banda derecha. Sin demasiados
socios, se las ingenió para ser incisivo, y no perder peso en la ofensiva.
Luego, en la segunda mitad, debió retroceder y se terminó desvaneciendo, sin
poder conectarse con el balón.
Ábila: 3 – Se cansó de perder en el duelo mano a mano frente
a los centrales de Sarmiento, que le ganaron la posición en todas las
oportunidades. Wanchope jamás influye demasiado en el juego, pero hoy tampoco
pudo convertir –es cierto que no tuvo demasiadas oportunidades para hacerlo–.
Se viene un tramo difícil, y Huracán necesita que sus once jugadores se
sacrifiquen durante los 90 minutos, y hoy Wanchope desaprobó esa materia.
Martinez: 5 – Buen primer tiempo, en el que repitió la
fórmula de los encuentros anteriores, y se valió de su “explosión” para
aparecer ante una pifia del rival, y marcar el 1 a 0. En la segunda parte se
desconectó del juego, y terminó pagando el retroceso de sus compañeros. Se lo
necesita a este nivel.
Llegaban a la manga. El aliento ensordecedor de la gente
hacía más fantástico aquel discurso de su capitán, que dejaba perplejo al resto
de los integrantes de aquel grupo.
El partido por Copa Argentina estaba por comenzar, y su
líder vociferaba: “¡dale que ganamos, vamos, vamos, vamos!” …
“Ante quien corresponda”
Decíase de un grupo de
personas
incendiadas por aquel
Dios,
nacido entre el más puro
oro
en rebaños de arena dorada,
reíanse, insolentes, de
las más puras almas, pues eran
obsoletos, concupiscentes e indignos de llevar aquellos estandartes
Ilusión dibujada entre papeles
Firma, nombre y monto
Sangre, sudor y lágrimas
Firme aquí, aquí y aquí
Pasión, amor e incondicionalidad
Aclare aquí, deposíteme aquí y
recibirá allí
No puedo despedirme sin antes aborrecer a quienes
propician el uso de la violencia frente a quienes no responden como uno
quisiera. Lamentablemente, no todos tienen grandes valores, y han olvidado la
moral en algún lugar muy lejano; pero por suerte para Huracán, no son todos.
Confiamos en éstos últimos.