sábado, 22 de noviembre de 2014

Persiguiendo un sueño - #LosPuntajes, por Agustín Macri

¿Cómo no vas a soñar?, si en dos años viste a Huracán codearse con la B Metropolitana, luego con el ascenso y por último, hace un mes, con la desaparición(es decir, con la permanencia en una B Nacional muy devaluada). Sólo un mes, en el cual dimos un giro de ciento ochenta grados y nos posicionamos en una situación privilegiada que nos deja a un paso de la primera división, de la Libertadores y de la estrella número doce.

¿Cómo no vas a delirar?, si lo viste al pibe Espinoza, y te viste a vos, te miraste al espejo y dijiste “yo… si me hubiese puesto estos colores… yo hubiese jugado así”. Gracias pibe. Cómo no agradecerte, si a pesar de tu juventud fuiste el bastión de una levantada que nos puede reubicar en el fútbol argentino del que tanto quisieron apartarnos.

El globo jamás caerá, pues es imposible derrotar a millones de almas que soplarán hasta que les quede un ápice de voluntad y de fuego interno. Jamás podrán hacerlo, nada ni nadie. Detrás de este estandarte hay un millón de sueños, y ¿cómo hacer para luchar contra eso? ¿Cómo? Ningún poder económico puede hacerlo. Ni la AFA, ni Tinelli, ni San Lorenzo, ni nadie.

Si nos quisieron sacar La Quemita, y ahí estuviste vos para impedirlo. Si nos quisieron eternizar en la B, y ahí apareciste vos para empujar, para alentar y para quedarte sólo con un suspiro, pues tu voz ya se había ido, transfigurándose en una nota, en un sonido enviado al aire con mucha voracidad, pero también con sumo cuidado, pues sólo podría ser comprendido con el corazón.

Y allí estarás, entonces… En un auto, en micro o en avión… Todos juntos… Allá, acá, en Formosa, en San Juan, en Buenos Aires o en Doha. Juntos. Almas conectadas por algo mucho más real que el tiempo y la distancia. Fusionados por una esencia eterna que nos hace estar juntos, por más que la distancia geográfica no diga lo mismo. Vos, tu primo, tu amigo y tu abuelo que ya lo mira desde arriba.

Pues, en fin, este amor quemero nunca entendió nada. Jamás supo que existía el tiempo, ni distinguió entre los de “acá” y los de “allá”. El sólo sabía que su corazón tenía forma de globo. Lo demás, entonces, resultaba indistinto.

Antes de pasar a los puntajes de la victoria ante Atlético Rafaela –una formalidad, por cierto–, debo pedirle las disculpas pertinentes a Espinoza, pues no merece llevar sólo una calificación numérica. Es absurdo adjudicarle un valor al amor.

Díaz: 5 – Mantuvo el arco en cero con una actuación que, en este caso, no fue memorable. El uno no necesitó intervenir como en otras ocasiones y no tuvo inconvenientes para controlar la tibieza de Atlético Rafaela.
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Mancinelli: 6 – Con una actitud digna de una final, se compenetró en sacar absolutamente todo e incluso en algunas ocasiones se animó a sumarse al ataque. Buen partido del pelado, que esta vez fue una garantía, clausurando a la perfección la banda derecha.
Erramuspe: 6 – Otro buen encuentro de Rodrigo, que se adhirió a esta causa grupal de despejar todo tipo de peligro, anulando completamente a Albertengo y ganando bien de arriba cuando Rafaela utilizó el pelotazo para llegar al área quemera.
Domínguez: 6 – Cuarto partido en fila de Eduardo, que nuevamente realizó un buen trabajo, en el que disipó todo tipo de peligro en nuestra área, explotando todos y cada uno de sus recursos. Lo necesitamos a este nivel para la final.
Arano: 6 – Esta vez no sólo entregó fiereza, sino que también fue muy efectivo en el mano a mano, negándole a los extremos de Rafaela todo tipo de espacio para penetrar el área. Partido completo de Chiche, que esta vez estuvo acertado en la recuperación y en el juego.
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Mandarino: 7 – Se complementó con Mancinelli con mucho éxito, haciendo de la banda derecha un sector impenetrable, recuperando el balón, presionando y apurando a Rafaela, que en la mayoría de las ocasiones perdió el esférico o, apremiado, debió “regalarlo” con pelotazos y pases sin destino. Si bien tuvo un rol un tanto más defensivo, leyó con mucha astucia la jugada de Espinoza, y apareció para aprovechar el rebote y poner el uno a cero para el globo. Gran partido del ex Quilmes.
Vismara: 7 – El mejor partido desde que viste estos colores. En esta ocasión, fue el amo y señor del mediocampo, recuperando, marcando, atorando y presionando en todos los sectores de la cancha. A la hora de distribuir, estuvo más lúcido y rápido que de costumbre, ofreciendo una tarea laboriosa y efectiva tanto en el aspecto ofensivo como en el defensivo.
Toranzo: 6 – Fue el eje de la distribución, manejando los hilos y elegiendo el destino de las jugadas en ofensiva. Si bien no le podemos exigir demasiado en la marca, se lo necesita más comprometido y con una intensidad superior, sino, quedará a mitad de camino y seguirá perdiendo el balón fácilmente.
Martínez: 6 – Se involucró con la marca, limitando su participación en los últimos metros. En estas instancias decisivas, se lo necesitaba un tanto más retrasado, para impedir que los rivales tengan superioridad numérica en nuestro campo, es por ello que se perdió un poco en la cancha y no pudo llegar al área rival con tanta contundencia. A pesar de todo, realizó un partido correcto.
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Espinoza: 10 – ¿Cómo puntuarte, pibe? Si no fuiste sólo un jugador de fútbol, sacando todo tu esencia quemera de adentro, y entendiendo que nos jugábamos la oportunidad de volver a ganar un título y jugar una Copa Internacional. Poco se le puede reprochar en lo futbolístico pues, es cierto que aún debe mejorar la definición, pero en esta ocasión hizo un partido perfecto, siendo el jugador clave que decidió el partido.
Ábila: 7 – Se movió por todo el frente de ataque, aguantando y bajando absolutamente todo. En el primer gol, utilizando estas capacidades, asistió a Espinoza, que más tarde realizaría un movimiento fantástico, dejando en el camino a dos jugadores de Rafaela. Luego, si bien marró una buena cantidad de goles, pudo marcar, demostrando que está a la altura de las circunstancias y que es una pieza clave en el juego de Huracán. Buen partido.

Ocaso del tiempo,
creado bajo la esfera de un sueño
producto de una ilusión
enraizada a la tierra más profunda

Las almas ya ausentes 
se han conjugado al destino,
entrelazando a las historias
bajo un mismo fin

Empujando el follaje del tiempo,
que no es otro que el de
tu espejo

Reloj de arena,
intempestivo,
has dibujado
una estela fugaz

Páginas degradadas
se han disipado
hasta transfigurarse en polvo

El sol ha iluminado a 
aquellos seres,
eternos y soñadores,
que le han sido
indiferentes al tiempo

Aquella eternidad caótica
ha borrado las últimas lágrimas

El orbe ha entrecruzado
a las esferas
fundiéndolas
en un mismo mañana

Y fue así,
pues,
que aquella urbe roja y blanca
ha dejado partir a aquel globo que,
cual hoja en el viento,
emprendió el vuelo eterno
de esta ensoñación.