martes, 17 de marzo de 2015

Los puntajes, por Agustín Macri

El globo no pudo ante su clásico rival, que contó con el auxilio del árbitro Laverni, y volvió a exhibir una actuación fragmentada ya que, a diferencia de otros partidos, cambió radicalmente el equilibrio y el orden exhaustivo, por una propuesta totalmente inversa —ofensiva que por momentos dio garantías en el mediocampo.


No hay dudas de que Huracán fue mostrando distintas versiones en esta era Apuzzo. Las lesiones, quizás, pudieron haber sido el factor determinante para que esto suceda. El DT, que había optado por un planteo más conservador, escuchó al hincha y paró en cancha a un equipo mucho más ofensivo, y al mismo tiempo descompensado, ya que el triple enganche obligó a los volantes centrales a desdoblarse demasiado, cediéndole espacios a Romagnoli y a Blanco, y en la faceta ofensiva tampoco brilló, ya que Montenegro sigue apagado, Toranzo completó un buen encuentro aunque sin demasiados socios y Gamarra apenas apareció con pinceladas y terminó diluyéndose en la banda izquierda, ahogado por la responsabilidad de marca.

Los errores se cometieron en el mercado de pases, eso es indudable. Es cierto, también, que las diferencias presupuestarias con San Lorenzo son abismales. Era necesario, entonces, aprovechar los recursos. Con el plantel ya conformado, se sumaron las bajas de Espinoza y Martínez, los únicos jugadores desequilibrantes y veloces de los que disponía el globo; y la de Mandarino, un jugador polifacético que puede hacer las veces de lateral o volante por afuera. Partiendo de estos déficits, Apuzzo debió improvisar en este 2015, un sistema sin volantes externos, que luce demasiado extenso, sin conexión entre las líneas ni cambio de ritmo, y que por momentos desprotege tanto a los volantes centrales como a los laterales. Caerle al DT sería una vileza de mi parte, ya que ensayó con Torassa, quien le brindaba equilibrio por la banda derecha y, en su defecto, carecía de profundidad, y luego se inclinó por esta nueva propuesta más arriesgada, que terminó siendo deslucida y le permitió a San Lorenzo adueñarse de los espacios y del encuentro.

A pesar de todo, los partidos tienen sus vicisitudes, y Huracán pudo haberse llevado los tres puntos. La astucia de Romagnoli, los errores de Laverni y las desatenciones de la última línea fueron decisivos en el resultado final. La derrota duele por el rival, pero más allá de todo creo que los encuentros ulteriores tienen mucha más relevancia que el de el domingo. Es menester, entonces, volver a renovar la propuesta, partiendo de una premisa elemental: Puch debe jugar. Sabemos que no está en su mejor estado, pero es el único jugador que tiene experiencia como volante por izquierda y además es señero en lo que respecta a la dinámica en los últimos metros. Es así que, en sólo media hora en cancha, terminó siendo más influyente que el propio Montenegro, que a mi entender debe esperar en el banco.

Está claro que el funcionamiento aún no es el mejor, los números lo exponen: Huracán ganó dos partidos, empató cinco y perdió tres. En el campeonato local, es uno de los equipos que menos remates al arco conectó. Cualquier crítica que se lo formule a Apuzzo, debe estar sujetada al hecho de que no dispone de variantes, y además, a que estuvo supeditado a los recursos disponibles y condicionado por las bajas de Balbi y Villarruel, y fueron estas las que, al fin y al cabo, lo llevaron a inclinarse por un sistema pensando en el arco contrario, que sería superado por un equipo mucho más intenso y de mayor jerarquía. Partiendo de lo observado ante San Lorenzo, poco puedo reprocharle al DT si vuelve a insistir con un esquema un tanto más mesurado, porque ya quedó a las claras que jugar con tres enlaces puede ser contraproducente, y que, aunque no sea del agrado del hincha, Torassa —junto con Puch—  es el único jugador que sabe adaptarse a la función de volante externo —su función no termina de ser integral, ya que se desdibuja en los últimos metros, pero al mismo tiempo es vital para auxiliar a Mancinelli en la recuperación— posición en la cual el globo no dispone de muchas opciones.

Con el apoyo de mftattoo, los puntajes de la derrota ante San Lorenzo:

Díaz: 5 – No tuvo responsabilidad directa en ninguno de los tres goles del conjunto de Bajo Flores, pero, al mismo tiempo, tampoco intervino demasiado. Destaco solamente una gran respuesta ante un violento remate de Mussis.
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Mancinelli: 4 – Sintió la ausencia de Torassa, y esta vez, no sólo no gravitó en los últimos metros, sino que tampoco logró ganarle la pulseada Romagnoli, quien lo desbordó en cuantiosas ocasiones.
Nervo: 4 – Opaca versión del ex Arsenal, que en el gol reaccionó tarde y le permitió a Romagnoli definir con comodidad, y que su relación entre errores y aciertos le dio un saldo negativo. A lo largo de los 90 minutos se lo vio estático, sin la lucidez necesaria para un partido de esta trascendencia. Echeverría está un paso delante de esta versión de Hugo Martín.
Domínguez: 4 – Flojo encuentro de Eduardo, que venía siendo uno de los pilares, y para sorpresa de todos, cometió errores llamativos. En el empate de San Lorenzo, le permitió a Matos recibir y girar para habilitar a Romagnoli. Es cierto que el planteo no fue el mejor para los defensores, ya que la contención estuvo supeditada a los dos volantes centrales; pero un enfrentamiento de esta relevancia, esperaba más de Eduardo. 
Sotelo: 4 – Nuevamente, irregular partido del lateral que reemplazó a Balbi. A lo largo del encuentro, incurrió en distintos yerros con el balón en los pies, quizás por la presión que ejercía el rival y por su falta de experiencia, y brindó demasiadas facilidades en su sector. Entiendo que es un joven surgido de la cantera del club, pero su nivel es inferior al de Balbi. Junto con Arano, que por ahora espera lesionado, deberá pelear por un lugar en el banco.
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Vismara: 5 – Regular encuentro de la Bruja, que si bien estuvo siempre donde la jugada lo pedía y cubrió los espacios que se generaban en toda la mitad de la cancha, sufrió la ausencia de Villarruel y de Torassa, y por momentos se vio desbordado, con la obligación de ser un mediocampista “todoterreno”, tarea inviable para cualquier jugador. El penal si es que fue llega por decantación, ya que también debió cerrar la espalda de Mancinelli.
Gallegos: 5 – Aceptable labor del joven que auxilió a Sotelo en la marca. Si bien por momentos fue superado, realizó un desgaste importante debido a la falta de un volante izquierdo que lo socorra en la recuperación.
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Toranzo: 7 – Se hizo cargo del momento, y de la conducción del equipo, y por momentos, a pesar de que estuvo en soledad, lo hizo más que bien. Además, marcó un gol exquisito que silenció el Nuevo Gasómetro. A pesar de que en la segunda mitad se apagó, demostró que sabe cómo se debe jugar un clásico.
Montenegro: 3 – Brilló por su ausencia. Teniendo en cuenta las críticas que recibió, esperaba que se reivindique y sea la figura del encuentro. Qué mejor que demostrarnos su compromiso dejando una buena actuación en el clásico, pero no fue el caso, porque el ex Independiente no pidió el balón, ni se mostró como una opción en la conducción. Apenas si fue una silueta desdibujada en el campo, que se limitó a devolver el esférico y se descomprometió del partido.  Realmente, esperaba que saque pecho en este momento, y se anime a mucho más. Ojalá lo demuestre en la Copa Libertadores.
Gamarra: 5 – Con intermetencias, completó un partido correcto. El Kaku es joven, y no podemos señalarlo con dureza. Es un jugador astuto, con una calidad innata suntuosa, pero aún no está para correr a Buffarini y sostener esa intensidad durante 90 minutos. Es hábil y se divierte con el balón, pero al mismo tiempo, por su vocación de enganche, se diluye cuando le exigen recorrer toda la banda. Insisto en que debe ser una alternativa de Toranzo para los últimos treinta minutos. En ese contexto, puede hacer estragos en cualquier defensa, como demostró la temporada pasada. A pesar de todo, es positivo que adquiera experiencia y ritmo en este tipo de encuentros.
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Ábila: 4 – Cada vez más perdido en la lucha y en la fricción, y lejos del gol. Disputó un encuentro aparte con Laverni y con los defensores rivales. Destaco su asustucia y el hecho de que resulta molesto para los defensores rivales, pero preocupa y mucho verlo siempre en posición prohibida y tan desconectado del juego y del gol. Quizás, el hecho de no tener un reemplazante le da licencias para aminorar su rendimiento. Deberá esperar algunos partidos en el banco para volver a recargar energías y recuperar el nivel de la temporada pasada.
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Puch: 6 – Nuevamente ingresó con hambre de gol, y en la primera acción se quitó de encima a Buffarini con mucha clase. Luego, hizo lo propio con Cetto, remató y Torrico le impidió marcar. A pesar de que no está en óptimas condiciones físicas, es un jugador de selección, y Huracán no puede prescindir de él. Sus cambios de velocidad, y su gambeta son recursos que no abundan en el fútbol argentino, es por ello que, más allá de que no esté en su mejor forma, es un carta importante y no puede seguir resguardado en el banco de suplentes.
Campana: 6 – Al igual que Puch, entró con avidez y logró conectar un cabezazo que casi toma destino de red. Si Ábila sigue “peleado” con el gol, el pibe deberá ocupar su lugar. 

Agustín Macri 
@AgustinMacri