miércoles, 3 de junio de 2015

#GolesSonAmores, por #MSarrías

Y dale con el camuflaje…y dale con el camuflaje…

El vino de la casa estaba medio “picado”.
El bolsillo lo hace elegir.
No así el arroz con calamares.
También los bodegones del centro han bajado su calidad.
Ya en el segundo “cortado”, en jarrito con apenas un toque de leche, Roberto –muy exigente  él - sentenció:
"Leí tu último relato en Revolución Quemera. Déjate de joder. Son las camisetas que se usan hoy. Son modernas.
Estás hecho un viejo.
O con esa camiseta no hubieras aplaudido al Loco o a Miguelito".



Tal vez tenga razón

Lunes a la noche.
El led de pantalla plana fue regulado tonalmente hasta alcanzar su máxima intensidad y definición.
De pronto el verde brillante del césped del Ducó se mimetizó con diez casacas del “verde esperanza nunca pierde”.
Sí Roberto, otra vez el camuflaje en busca de la identidad perdida.
Apenas un ribete rojo en el cuello.
Como el pasto, que en principios de la primavera arroja unas florcitas pequeñas y rosadas en la desnivelada quinta de Torcuato, que con los sucesivos cortes desaparecen.
Un equipo chico de un club grande, que se asemeja a Los Enanitos verdes, aquella banda de rock de los ‘90 que pocos recuerdan y que apenas trascendió por  su “Lamento boliviano”.
Un equipo chico de un club grande que ni por asomo se asemeja a las verdes “gatas peludas” que pican y pican y te dejan ronchas imposibles de “bajar”.
Un equipo chico de un club que fue grande, con el Increíble Hulk*, el monstruo verde, salvador de la Humanidad, que rompe su casaca, se convierte en héroe y hace un gol de otro mundo que nos permite ganar a Atlético Rafaela en un Ducó verde y vacío.

Otra vez el camuflaje Roberto. Es lo que se usa. Es lo que tenemos.
Estoy viejo, tenés razón.

*Busquen en Internet si no se acuerdan.


Marcial Sarrías para Revolución Quemera.