miércoles, 25 de noviembre de 2015

La Previa, por #JuanRey

            Quemar las naves. Frase acuñada en el siglo XVI, atribuida al sanguinario o genial (según la parte de la biblioteca que leamos) Hernán Cortés. Frase que forma parte del lenguaje popular futbolero, por lo menos de los últimos años. Cuentan que al llegar a lo que años después sería México, un mar de dudas inundó a los soldados españoles. 

Su misión era acrecentar los dominios del Rey, su objetivo personal, en muchos casos era la libertad, sin embargo al desembarcar en las “nuevas indias”, el intercambio con estos seres tan distintos, pintados en todo su cuerpo, leales a su emperador-dios Moctezuma y capaces de hacer brujerías de alto calibre, intimidaron hasta al más cruel presidiario. Cuentan que el temor se esparcía con gran velocidad, y que la posibilidad de retornar a España estaba latente. Cuentan que el jefe de la expedición, el mismo Cortés, mando a incendiar los navíos, para marcarle a sus soldados que el regreso no era una opción, que tendrían que culminar la empresa a la que habían jurado lealtad, que los cobardes serían decapitados. Cuentan los historiadores que nunca los soldados españoles lucharon con tanta bravía como en la contienda contra el Imperio Azteca.

            Ya sé, hace mucho que no escribo. Ya sé, también, que si perdemos quizás me tilden de mufa. Pero estamos en vísperas de un partido histórico, ¿cómo no voy a tratar de escribir algo?

            Tengo mi entrada. Fui el martes a sacarla, con carnet en mano. En 10 minutos llegué, hice la fila, pagué y me fui. Del otro lado de la vereda, la fila de “No socios” llegaba a la esquina. Interesante la decisión dirigencial de tratar de capitalizar este momento para engrosar el padrón, sin embargo, pensando en lo estrictamente económico, no pareciera muy tentador para el laburante asociarse quedando a lo sumo dos partidos, y luego tener un bache hasta febrero, pagando la cuota y sin ir al Ducó. Habrá que relevar cuántos de los nuevos socios permanecen en el padrón para determinar la efectividad de la medida.
           
            En lo futbolístico, tenemos una gran ventaja, River cree que la serie es un trámite, que ya ganó. Así lo manifiestan los medios y los hinchas. Huracán, que detenta una leve diferencia a favor, no es mencionado como el favorito. En definitiva, el escenario es similar al del ballotage, esperemos que los resultados sean distintos.

            Quemar las naves. El objetivo se cumplió. Sufriendo (para variar), pero se cumplió. Lo único que nos queda por delante es la historia. Esa historia de la que tanto nos vanagloriamos, y que suele ser el bastión a la hora de defender la grandeza de nuestro club contra otros que se tratan de atribuir el traje de “Sexto grande”. Traje que les queda enorme. Ahora bien, la historia se construye día a día, y lo que es presente para nosotros será estudiado por las generaciones futuras, del mismo modo que hoy podemos sostener nuestros argumentos gracias a que otros, en algún otro “presente” lograron esas gestas sublimes. Y la historia la construyen los valientes, ni los tibios ni los timoratos, la construyen aquellos que se animan a decidir, que respetan su identidad y que persiguen sus sueños. Esa historia, la que va a dejar grabados nuestros nombres en letras de oro, que va a recordar todas las difíciles que pasamos, esas noches frías de abrazos y lágrimas, esas mañanas juntos y esas tardes de amor y locura. Esa historia está en la puerta, tocándonos el timbre. Esa historia que está cansada de tanta melancolía, que quiere cambiar adoquines por pavimento y blanco y negro por color. Esa historia va a ser nuestra.


Juan Rey, para Revolución Quemera.