Banquina. Otra vez. Volvimos a la banquina.
Es verdad que no chocamos y que estamos lejos de correr riesgo de permanencia. Pero otra vez estamos en la banquina.
Huracán tuvo un año a pura velocidad. Comenzó muy bien, con mucha fuerza y con la enorme ilusión de hacer podio. Pero el motor se fundió en Santiago del Estero y los mecánicos no pudieron reponerlo. Desde junio de 2025, el auto continúa en el taller.
Lo peor es que la desilusión fue tan grande que golpeó a todos. Abel Poza, principal responsable de lo bueno y de lo malo, confió en mover poco el plantel para lo que quedaba del año. No apostó a ganador en el camino bastante allanado de la Copa Sudamericana ni tampoco buscó el cambio de efecto cuando la cosa ya no funcionaba. Kudelka dirigió varios partidos de más. Daniel Vega también tendrá que rever su política de contrataciones. A mi gusto, el Director Deportivo es muy bueno para el club, pero también es parte de la culpa de este penoso semestre.
Los jugadores son los grandes responsables. Todos bajaron su nivel, y los que llegaron merecen ser suplentes. Noten lo decepcionante que fue todo, que los y las hinchas no tienen ni ganas de insultarlos. Van a la cancha por la camiseta, termina el partido y nos volvemos a nuestras casas. Paralizados. Tristes. Decepcionados.
Enderecen el auto. Sean humildes. Trabajen. Escuchen. Salgan de la banquina y aprendan de los errores. Aún, insólitamente, seguimos en carrera. Aunque juguemos contra el dueño del circuito y sepamos que, si nos roban las cuatro gomas, nos tendremos que callar.
