Finalizaba el primer tiempo. El hincha quemero esbozaba una
leve sonrisa, porque el globo había realizado un gran primer tiempo, y por fin
había quebrado la racha de tres encuentros sin convertir, logrando materializar
al menos una de las innumerables chances que sacudieron al arquero Ayala.
Parece irónico, pero aquella sonrisa decía mucho más.
Quizás tenía voz propia, y nadie se atrevió a escucharla. O, acaso intentaba
gritarte algo que tú claramente habías intentado cegar, y ocultar debajo de una
inmensa capa de falaz sosiego. En tus labios estaba la respuesta, y tu sabías
con exactitud que en alguno de esos 45 minutos que se vendrían, y que se harían
inmensos, llegaría aquel gol que asevere a tu sonrisa, pues ésta, con
intenciones masoquistas, quería demostrarte algo y mantener en vilo su inmensa
vanidad, y tú, simplemente una víctima, bajarías la mirada, aceptando o confirmando que tu voz interior tenía razón, y que, como afirmaba Cerati, hay algo oculto en cada sensación.
Hoy Huracán se ve inmerso en un caos, ya que, si bien
arrancó el campeonato de manera arrolladora –venciendo a Boca y a Temperley con
grandes actuaciones–, hoy los quemeros, tras sufrir una gran cantidad de
empates y derrotas inexplicables, cuestionamos al DT y a los jugadores –en
especial la actitud que han mostrado los mismos–.
La suerte no debe si quiera
mencionarse, ya que si bien el planteo del último encuentro fue bueno, el DT
tomó malas decisiones, incluyendo jugadores que hace tiempo que no están aptos
para jugar –como Domínguez y Arano– y dejó afuera al siempre cumplidor
Wanchope, que asegura una buena cantidad de goles –hoy una deuda pendiente que
ni Milla ni Borghello han podido satisfacer–. De qué sirve plantear el partido correctamente,
si quienes vistieron la 3, la 6 y la 9 no son los mejores en su posición. Hay
mucho más que suerte, o al menos se han tomado malas decisiones, que indujeron a
que la balanza siempre se incline para el rival.
Cuan ingenuos somos al negar los comentarios del hincha,
pues son los más acertados, quienes tienen el panorama más claro. Fue él quien
toleró los más grandes fracasos, y luego, acudió nuevamente al Ducó, desafiando
a su salud, y a su propia familia, que ya lo mira con resquemor,
desconfiando de su integridad física y psicológica. “Está loco el viejo”, dicen
sus retoños y su cónyuge que, con mucha razón, esquivan aquel beso de la muerte
que significa sentir pasión.
Me pregunto, desinteresadamente, por qué todos pareciéramos
tener todo tan claro, menos los artífices de este desastre. Por qué todos
tenemos la respuesta en nuestros labios, todos sabemos quiénes deben ser los
próximos refuerzos, qué decisiones deben tomarse, qué equipo debe parar el
técnico, cuáles son los errores que se están cometiendo. Si quemero, lo sabemos
porque ya hemos visto retroceder una película que no sabemos dónde ni cuándo
comenzó, sólo sabemos que está escrita, que ya hemos visto todo, que esto sólo
es un deja vu que se repite incansablemente, y que el final siempre es el
mismo.
“Todo está escrito” dices, “el destino está signado a fuego
afirmas”, lo único que no entiendes es por qué nuevamente el domingo estás allí
sentado, con una leve sensación de pudor, y con un gran conflicto interno, pues
crees que el técnico es el peor del mundo, los jugadores son asesinos de
Huracán, pero no puedes evitar volver a aquel lugar que sostienes que “te hace
sufrir”, pero que sabes que es tu templo, y dónde te ves inmerso en un cúmulo
de sensaciones que abstraen por un momento tu razón, y ya no sabes por qué ante
cada avance imitas el movimiento que debe realizar el delantero –por más que
sabes que está un tanto excedido de peso, y que sus condiciones técnicas para
definir son escasas– e ignoras a tu sonrisa, pues ella podrá ser experta en
predecir desenlaces, pero tú eres solamente una víctima, ya incurable y un
tanto poseída por este sentimiento llamado Huracán.
Con el apoyo de @mftattoo, los puntajes del empate ante Independiente Rivadavia de
Mendonza:
Díaz: 6 – Siempre atento para corregir los errores de la
defensa, y por momentos actuando como un líbero al salir a cortar con mucha
velocidad a las espaldas de los centrales. El uno nuevamente demostró seguridad
en cada una de las acciones en las que intervino, y no tuvo ninguna
responsabilidad en el gol. El mejor jugador de Huracán en lo que va del
campeonato.
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Mandarino: 5 – Completó un partido correcto, y no pasó
sobresaltos por su banda. En esta ocasión, respondió a un planteo más
conservador, y no tuvo demasiada incidencia en ataque.
Erramuspe: 5 – Correcto encuentro del ex Lanús, que
respondió ante cada aproximación del rival. Es cierto que no transmite
seguridad, y que no es del todo sólido, pero siempre muestra actuaciones
equilibradas, sin grandes errores ni enormes virtudes para destacar.
Domínguez: 3 – Hasta aquí llegó la paciencia del hincha, que
nuevamente tuvo que ver como se le escapaban los tres puntos tras su infantil error
en la marca. Su respuesta ante el gol de Velázquez fue la de un joven de 18
años, inexperto. Lo irónico es que Eduardo tiene 18 años de experiencia en
primera, y no supo contener a un delantero que no está entre los 11 titulares
de Independiente Rivadavia de Mendoza. Todos
sabemos los recursos que debe tener un central, y está más que claro que, por
déficits físicos o actitudinales, no está en condiciones de ser titular.
Arano: 4 – Al igual que Mandarino, y por orden del técnico, su
participación estuvo más en su propia área, intentando cerrar la banda izquierda
sin demasiado éxito. El ex Racing jamás ofrece solidez, y en la acción previa
al gol de Velázquez hizo exactamente todo lo que no debía hacer, permitiendo
que Cardozo envíe el centro que más tarde derivaría en el empate de
Independiente.
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Villarruel: 6 – En la primera mitad se lució más, ya que el equipo
se replegaba bien, lo que le permitía recuperar el balón constantemente e
iniciar los contragolpes. Tuvo participación directa en el gol del globo, tras
una serie de toques con Gallegos, quien asistiría a Espinoza, y luego este
desbordaría para que Martínez defina. En la segunda mitad, el globo bajó la
intensidad, y Villa redujo su participación, retrasándose en el campo para
contener los avances del conjunto mendocino.
Vismara: 6 – Buen partido del ex Instituto, que estuvo mucho
más preciso en la distribución del balón, y no sufrió tanto en el retroceso ya
que contó con el auxilio de Gallegos(que ofrece más sacrificio en la marca que
Toranzo). En la primera mitad recuperó una gran cantidad de balones, y demostró
que su trabajo en pos del equipo funciona más cuando se complementa con otro
volante central. Luego, en la segunda parte, también decayó su nivel, y si bien
intervino con menos frecuencia, se destacó en cada uno de las acciones que
protagonizó.
Gallegos: 6 – Completó un gran primer tiempo, cortando todo
intento de avance de Independiente, complementándose bien con Villarruel y
Vismara, y asistiendo a los extremos. Además, fue protagonista de la apertura
del marcador del globo, conectándose con Villarruel para asistir a Espinoza,
quien desbordaría y asistiría a Martinez. En la segunda mitad se perdió un poco
en el campo, y no tuvo demasiada incidencia en el juego.
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Espinoza: 5 – Si bien asistió a Martínez en el gol, y
desbordó constantemente, siendo un problema para los defensores del conjunto
mendocino, opacó su noche tras una serie de errores en la definición, que no
nos permitieron ampliar el marcador. Su tropiezo tras un rebote fallido de
Ayala simbolizó los errores en el último toque del pibe. Es un gran jugador, y
estoy convencido de que nos dará grandes alegrías, pero deberá trabajar mucho
más en este aspecto.
Borghello: 4 – Sólo se puede destacar su trabajo de presión
en la salida, que por momentos fue exitoso, y permitió que nos hagamos del
balón. Los delanteros deben juzgarse por su precisión de cara al gol, y en
eso está claro que Borghello falla y mucho. Un delantero que falla tres
ocasiones claras de gol no merece ser titular. Aún el hincha no logra entender
por qué Milla y Borghello, que juntos sólo marcaron dos tantos en ocho
encuentros, están por encima de Wanchope que convirtió “una vez y media”(el
penal y el tanto de Toranzo) en sólo dos partidos como titular.
Martínez: 7 –
Gambeta, velocidad, precisión, gol y mucho éxito a la hora de profundizar. Se
complementó bien con los volantes, y demostró ser letal a la hora de
contragolpear. La figura de Huracán, que tuvo una tarea similar al encuentro
con Banfield y fue el más efectivo cuando tuvo el balón en sus pies. Su deuda
pendiente es la asistencia, y se ve claramente que se luce más cuando tiene
espacios para contragolpear que cuando debe asistir para buscar espacios. Con
virtudes y defectos, es esencial para este equipo.
Culpable de tanto dolor,
culpable de enterrarme un lento deja vu,
culpable de sentirme poseído,
culpable de quererte olvidar
Me has expuesto a inmensas jornadas de dolor,
Me has robado la sonrisa,
Me has hecho sentir desnudo,
Me has transformado en un frío cuerpo que apenas despide estertores
Y así pues,
a pesar de todo,