sábado, 13 de diciembre de 2014

La previa, por Juan Rey

Menor igual a treinta

Y qué se yo.
Es que ya no me corresponde más nada. Ya te ví campeón. Ya puedo morir en paz, pero ahora no puedo verte caer.
Es mi obsesión, mi derecho, mi sueño, mi realidad, mi deber. Es mi fortuna y mi destino. Te tengo que alentar, en primera, de nuevo.

Ya vivimos tanto, ya sufrimos tanto, ya lloramos tanto.
Y ahora estas ahí, como el beso que jamás siempre puedo dar.
Como la chance que permanentemente le queda al nueve.
Como la copa que se ve y se toca.

Esta realidad de saber dar y recibir, aunque más sea dar.
Aunque sea caminar sabiendo que el hecho de pertenecer, que saber que yo puedo entregarte más de lo que vos me devolvés, que el ser aunque sea un poco más importante que lo que me figuro ahora…

Porque voy a estar, aunque sea camuflado.

Por ser como los dinosaurios, por no desaparecer nunca, por que la vivimos un poco y la merecemos más.
Por saber que es nuestra y de más nadie. Porque representamos el estandarte y tenemos una constitución aparte.

No.
Sí.

Alentemos.
Canten.

Somos parte.
Somos nosotros.

Porque lo construimos.
Por la unidad.

Ya no sé por qué. Por esa generación perdida, o por esas generaciones perdidas más bien, si desde el 73 pasó mucho tiempo.
Porque desaparecieron en nuestro corazón y nuestro palacio.

Porque las flores van a crecer aunque ellos no quieran, porque no van a poder detener la primavera, y porque esta azucena será millones.

Por tu viejo y por el mío, por el Papa y por el papá y por favor.

Por toda esta gente, por la poesía y por la vida.

Por ella y por ellos.


Por la abuela y por el pibe. Por los atascaos, por los que llegaron, por la que no lo pudo plasmar, y también por la que se peinó bien y se arregló por la ocasión. Te lo pido por la vieja, por lo que no lograste, y también por lo que siempre fuiste.

Porque la democracia no se suspende por mal tiempo, por los valientes y por los no tanto.

Por vos, por mí, por él, por todos.

Por la gloria y por la realidad, por la historia, por el fuego sagrado, por nosotros y por la vida.

Por esos  treinta o cuarenta, que valen como si fueran treinta mil.

Porque la historia no terminó.

Por todo eso globito, por la alegría y por tu gente, por la fortuna y por la miseria, por la dignidad de tu pueblo.

Por nuestros abuelos, por nuestra gente, porque nosotros somos lo que te sostiene, porque merecemos todo aunque nos des poco.

Porque yo decido y porque te amo.

Para siempre.

Por que no me queda más nada en este momento que decirte, porque ya te di todo, porque no me alcanza con esto, porque todo lo que te diga es poco.

Por todo lo que te pude decir, y por eso que queda en nuestra mirada.

Por todo lo que sepas, puedas y debas.

Por todo eso te lo pido.


Juan Rey, para Revolución Quemera.