lunes, 15 de diciembre de 2014

Nunca menos

Nunca menos gambetas de Martínez
Nunca menos asistencias de Toranzo
Nunca menos vaselinas de Wanchope
Nunca menos voladas de Marcos Dios

Nunca menos llantos de Espinoza
Nunca menos sonrisas de Apuzzo
Nunca menos coronaciones
Nunca menos clasificaciones a la Libertadores
Nunca menos movilizaciones
Nunca menos festejos y alegrías
Nunca menos abrazos
Nunca menos "que de la mano"
Nunca menos "los jugadores me van a demostrar"
Nunca menos "dale campeón"
Nunca menos…

Pensaba iniciar esta nota con una descarga, con un gran “nunca más", pero saben que… No quiero que termine más esta semana. Todo lo sucedido fue de película. Un drama con final feliz, no tengo dudas. El film arrancó en el 2009, cuando nuestro equipo se codeó con la perfección futbolística y finalmente un árbitro y un equipo inescrupulosos nos dejaron sin un título que hubiese significado mucho; pero la vida nos dio revancha...

Huracán descendería, cayendo en un aciago que lo llevó a pelear la B Metropolitana y luego quedaría lejos en un torneo que ofrecía diez ascensos, rondando por una zona peligrosa, que lo dejaba al borde de la tragedia. A partir de allí, el globo inaugararía una historia distinta, que no tengo dudas que ya estaba configurada desde hace mucho tiempo antes. Fue cuando, tras la renuncia de Kudelka, Apuzzo tomó las riendas de aquel equipo alicaído y Huracán comenzó a caminar por la senda de la victoria, consiguiendo un título inesperado –la Copa Argentina- y el ansiado ascenso, en tan sólo veinte días.

Siempre fuimos el más perjudicado de esta película, pero esta vez el destino, Dios, Marcos Dios o quien sea nos guiñaron el ojo. Esta gente que siempre soñó, que siempre luchó, que siempre estuvo y acompañó en las malas y también en las pésimas, se merecía esto. 

La realidad demostró ser más emotiva que la ficción... Apuzzo, un trabajador incansable que en su juventud no había podido debutar en primera a causa de una hepatitis, fue uno de los protagonistas de este largometraje que también tuvo un final feliz para él. Todo este pueblo quemero –sí, somos un pueblo– merecía vestirse de gala para estos festejos. Con el sabor del triunfo en los labios, puedo afirmar que coronarse tiene otra significación cuando se lo hace con sacrificio, tras haber atravesado un trecho doloroso.

Pienso en Cappa… En aquel poeta que reivindicó el fútbol idealista, y construyó un equipo que hizo sonreír al balón y a miles de quemeros que deliraban con cada uno de sus espectáculos. Creo que este título y este ascenso también son para él.

A partir de estos logros, debemos aumentar la masa societaria. El compromiso de la gente se debe revalidar ahora en primera, ya que nos esperan grandes desafíos, y para ello necesitamos diseñar un plan integral  –que incluya el fortalecimiento de las divisiones inferiores– y un plantel competitivo que estén a la altura de los retos ulteriores. Configurar un proyecto a largo plazo será un factor fundamental para programar lo que se viene. Si sabemos explotar todos nuestros recursos, estoy en condiciones de afirmar que se vienen etapas gloriosas para nuestro club. Nos espera la Libertadores, la Sudamericana, la primera, la Copa Argentina y la Supercopa; y ya no sé dónde ubicar esta alegría que sale de cada una de mis venas…

Tantas veces imaginé realidades paralelas. Soñar circunstancias mucho mejores para nuestro club era una tarea constante en mi; pero esta vez la realidad superó a mis propios delirios que hoy ya, lejos de ser una creación mental, son parte de esta hermosa realidad. En esta ocasión, puedo desechar el "si hubiera", pues lo acontecido superó ampliamente nuestras expectativas.

El escenario podría haber sido distinto, los hechos pudieron haber sucedido de otra manera, pero fue así y el globo es campeón y está de nuevo en primera.

A continuación, los puntajes de los jugadores que nos catapultaron a la primera y nos dieron un título luego de 41 años. Sí, aquellos a los que tanto criticamos, y que hoy nos demostraron que son grandes futbolistas. Además, se incluyó entre paréntesis el promedio general de todo el semestre.

Díaz: 5(6,39) – Le contuvo un buen remate a Menéndez y luego acompañó con la mirada un trallazo de Leandro Díaz. En el gol, se abocó más a quejarse que a atajar, perdiendo segundos para anticipar a Menéndez, quien marcaría el gol.
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Mancinelli: 6(4,93) – Actuación irregular del pelado. No estuvo sobrio en el gol de Atlético – perdió en el cuerpo a cuerpo con el débil Luis Rodríguez– y fue superado en el mano a mano en varias ocasiones; pero luego se reivindicó y, aprovechando el estado del campo de juego y del balón, conectó un potente remate que Calviño no pudo contener. Actor fundamental del partido.
Erramuspe: 6(5,27) – En la primera mitad, cerró los espacios con tenacidad; mientras que en el segundo tiempo, sufrió cuando Atlético se adelantó en el campo y el mediocampo no supo adueñarse del balón, ni recuperarlo cuando estaba en los pies del rival. Fue en el complemento cuando le ganaron la espalda en algunas ocasiones y no supo reaccionar a tiempo en el tanto de Menéndez. 
Domínguez: 6(4,67) – Al igual que Erramuspe, tuvo un rendimiento aceptable y, con algunas irregularidades y matices, ofreció un partido correcto, sin demasiados errores ni aciertos. En el gol del conjunto tucumano fue parte de ese desorden que posibilitó que Menéndez y Rodríguez hallaran espacios para abrir el marcador.
Sotelo: 5(5) – Otra vez, el más inseguro de la última línea. Lució nervioso, y cometió errores producto de aquel estado. Dejó espacios notables y falló en el tanto de Atlético, al despejar el balón hacia el medio del campo.
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Villarruel: 6(5,69) – Exhibió la regularidad de siempre, aprovechando los espacios para distribuir el balón con más eficiencia y comodidad. En la primera parte, se complementó con Vismara para presionar y recuperar el esférico; mientras que en la segunda mitad, al igual que el resto del mediocampo, no fue del todo eficiente para retroceder y cerrar los espacios.
Vismara: 6(5,12) – Sacrificada labor de Federico, que jugó como único volante en un terreno de juego extenso y, si bien no pudo ocupar todos los espacios, recuperó una buena cantidad de balones y se ubicó bien en el campo para auxiliar a la defensa y evitar el peligro.
Toranzo: 6(5,15) – Apenas algunas pinceladas del Pato, que no entró en contacto con el balón lo suficiente para que Huracán se adueñe del partido. Cuando lo hizo, lo dominó efectivamente, asistiendo y ofreciendo la pausa necesaria para ralentizar el frenesí del encuentro y elegir el pase más ventajoso para el equipo. Huracán sufrió cuando la pelota no estuvo en sus pies, y no supo retroceder efectivamente en los contragolpes del conjunto tucuman.
Martínez: 6(6) – Marró dos goles claros en la primera mitad: en uno de ellos, abrió demasiado el pie y el balón se estrelló con el palo, mientras que en otro optó por rematar al arco en vez de asistir a Espinoza, que se encontraba desmarcado. En la segunda mitad, fue uno de los mejores de la ofensiva del globo. El Pity, sin lugar a dudas, es un jugador activo, que por momentos cambia el ritmo en tres cuartos de cancha y por otros es un tanto desbocado. 
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Espinoza: 6(6,20) – Entregó la garra de siempre, pero en esta ocasión no fue del todo efectivo en los últimos metros. Corrió, luchó y participó en la generación del juego, pero no logró inquietar demasiado.
Ábila: 7(6,30) – Otro gran partido de Wanchope. En el primer tanto, asistió a Mancinelli quien marcaría el descuento. Más tarde, realizó una vaselina notable que se estrelló con el poste, inició la jugada que derivaría en el tanto de Gamarra, y anotó el tercero, que sentenció la victoria. El excéntrico delantero del globo volvió a hacer de las suyas, y ya llamó la atención de Boca Juniors. Ábila, que no era titular indiscutido ni en Sarmiento, ni en Morón, ni en Instituto; anotó trece goles –diez en el torneo de la B Nacional y tres por la Copa Argentina– y demostró ser una gran compra para el conjunto que dirige Néstor Apuzzo–que adquirió el 100% de su pase– . 
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Gamarra: Ingresó para cambiar la historia, y lo hizo. Apuzzo lo definió como un desfachatado. El pibe entró riéndose, y logró su cometido. Le augura un gran futuro. 
Torassa: Con el encuentro definido, eludió a Calviño, quien le cometió penal. Luego, desde los siete pasos, cerró la goleada.
Gallegos: Entró para calmar las aguas y cerrar el partido, y terminó siendo decisivo, al ejecutar una asistencia precisa para Wanchope, quien marcaría el tanto que definió el partido.

Agustín Macri
@AgustínMacri