Huracán fue ampliamente superado por Banfield y, a pesar de
que esto no se tradujo en el resultado (fue 1 a 0 para el conjunto del sur), las
diferencias fueron ostensibles.
En los primeros treinta minutos, el taladro anunció lo que
veríamos en el resto del encuentro, ya que agobió a su rival por las bandas, y dispuso
de siete ocasiones para abrir el marcador. El globo, turbado y físicamente abatido,
no pudo ante un equipo intenso, que lo superó en todos los sectores de la
cancha, y jamás lo dejó adueñarse de la pelota. Huracán no mostró respuestas,
y por momentos pareció ser un choque entre dos conjuntos de categorías
disímiles.
Edson Puch, el habilidoso mediapunta en el que habíamos depositado
nuestra confianza, se retiró lesionado (no debió haber sido titular, ya que venía con molestias y no había entrenado en la semana) y en su lugar ingresó
Montenegro, que no hizo más que confirmar que ya está acabado, y no tiene la
capacidad física para sostener el ritmo de la primera división. Apuzzo debió
incluir a Campana en lugar del chileno, ya que finalmente, cuando ingresó, logró
arrastrar una marca, y se abrieron espacios para Toranzo y Gamarra.
El segundo tiempo no sería muy distinto, y por momentos el
DT hubiese necesitado pedir minuto como en el básquet, ya que el globo no
lograba soportar la presión que ejercía Banfield, y no podía disponer del balón
más que unos cuantos segundos. Más de veinte remates del taladro, contra cinco
del equipo de Apuzzo explican lo que fue una victoria contundente tanto en lo
futbolístico como en lo físico, no así en el marcador.
Quizás sea reiterativo, pero no tengo dudas que los errores se
cometieron en el mercado de pases. Entiendo, sin embargo, que es más simple
para el hincha caerle al entrenador, que siempre fue, es y será el blanco de
las críticas. La derrota de ayer tiene su elucidación principalmente en las
individualidades, más allá de que el DT se haya equivocado al incluir a dos
jugadores que estaban entre algodones (Puch y Balbi), y haya optado por
Montenegro en lugar de Campana. Aún no comprendo por qué procrastinaron tanto
en el receso, conformando un equipo inferior al de la B Nacional, sin
recambios en los laterales, ni volantes externos, ni delanteros que puedan ser
alternativa de Wanchope; y con jugadores que están en el peor momento de su
carrera, es el caso de Borghello, Montenegro, Bruna y Moreno y Fabianesi.
Jamás podría reprocharle nada a un entrenador que debe
alinear un equipo con Sotelo y Zaragoza, que, si bien entiendo que algunos
puedan argüir acerca de su procedencia (ambos se formaron en las divisiones
inferiores del club) y de las oportunidades que se les debe brindar por esto,
creo que no están a la altura de la primera división, y lo más honesto con
ellos es exigirles mucho más, o en su defecto cederlos a préstamo para que
ganen ritmo. Huracán no está en condiciones de hacer beneficencia. Lo mismo
sucede con Bruna, que nuevamente volvió a demostrar por qué no era tenido en
cuenta si quiera en Unión.
Duele ver a Gamarra apagado, teniendo que cumplir una
función que no es la suya, “quemándose” como se suele decir; el Kaku es un
jugador habilidoso, enganche o mediapunta natural, y se diluye cuando debe ejecutar esa función durante 90 minutos; pero nada puedo reprocharle al DT, puesto que
no cuenta con volantes externos netos, y debe improvisar con tres enganches, los cuales también deben auxiliar en la recuperación.
El globo se transformó en un equipo lento y predecible, con buen pie, pero sin
individualidades que le aporten desequilibrio y cambio de ritmo. Nuevamente,
los hinchas demostraron tener más capacidad que quienes mueven los hilos del
club.
Debemos ser honestos con nosotros mismos, y admitir nuestras
limitaciones. Ya sabemos de los recursos con los que contamos, y lo que podemos
brindar; a partir de ello, en primer lugar, habrá que menguar las expectativas
y ser más realistas. Aprender de los errores es una premisa ya vetusta, que
jamás se aplica, principalmente en el seno de la comisión directiva, que pareciera
que jamás fue notificada de que Huracán debía enfrentar cuatro competiciones.
Se viene una seguidilla de partidos relevantes para la
historia del club, en la que se pone en juego nada más y nada menos que la
clasificación a octavos de final de la Copa Libertadores, y la Supercopa
Argentina, que de ganarla se convertiría en nuestra decimotercera coronación. Necesitamos del compromiso de todos para alcanzar los objetivos. Hacete socio.
Con el apoyo de Mftatto, los puntajes de la derrota del
globo:
Díaz: 7 – Gran
actuación de Marcos. De no ser por sus intervenciones notables, el taladro
hubiese triunfado por amplio margen. La figura de Huracán.
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Zaragoza: 3 – Nunca pudo ante Bertolo, y cometió demasiadas
imprudencias, que resultan imperdonables en esta categoría. Con el balón en los
pies tampoco marcó diferencias, y no tuvo incidencia en tres cuartos de cancha.
Nervo: 4 – En un partido infame de la última línea, fue el
más regular; sin embargo, aún no logra consolidarse, por lo que sería positivo
que Apuzzo le dé lugar a Echeverría para crear una sana competencia en el
puesto. Tener “titulares indiscutidos” no favorece ni a los jugadores ni al
equipo.
Domínguez: 4 – Flojo partido de Eduardo, que no pudo
sostener su buen momento. Es cierto que cuando la defensa está
desordenada, y los laterales son
superados continuamente, es difícil mantener un orden, pero a pesar de todo su
desempeño fue exiguo, e incluso fue impreciso en las cesiones, y abusó del
envío largo a cualquier parte.
Balbi: 3 – Jugó lesionado, por lo que dio ventajas que Noir
supo aprovechar con eficacia. El ex Lanús fue superado constantemente y no dio
ningún tipo de garantías. A pesar de que su reemplazante no es una eminencia en
el puesto, no es conveniente arriesgar a un jugador que no llega en forma.
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Bruna: 3 – Espectador de lujo. Se limitó a dar pases cortos
y a realizar coberturas tenues, sin vehemencia ni actitud para evitar ser
superado por sus contrincantes. En este nivel, no está en condiciones de jugar
en primera.
Vismara: 4 – Si bien fue uno de los jugadores que más corrió
del mediocampo, lució ahogado ya que por momentos debió desdoblarse y apoyar a
Sotelo en la marca, lo que le quitó eficacia en la recuperación y terminó
diluyéndose en una función que claramente no puede cumplir en soledad. Con el balón
en los pies también fue impreciso, quizás por la ausencia de opciones de pase.
Gamarra: 4 – Sólo algunas apariciones del pibe, que no
desentonó y nuevamente demostró que este rol de volante exterior le cuesta y
mucho.
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Toranzo: 4 – Opaca versión del Pato, aunque en esta ocasión
estuvo al ritmo del equipo. Un enganche necesita que sus socios estén en buen
nivel para poder generar fútbol, de otra manera, su rendimiento languidece a la
par del de sus compañeros.
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Puch: 3 – No debió ser incluido. Apenas transcurridos
algunos minutos, quedó a las claras que Edson no estaba en óptimas condiciones
y debió ser reemplazado. En los minutos que estuvo en cancha, no tuvo
incidencia en el juego.
Ábila: 4 – Casi no entró en contacto con el balón. Es
difícil juzgarlo, ya que un nueve necesita disponer del balón y de asistencias
para poder realizar su labor, y este no fue el caso. Sólo tuvo una ocasión,
que se fue apenas desviada.
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Sotelo: 3 – Dos minutos en cancha bastaron para que el lateral
sea desbordado, lo que devino en el gol del rival. Luego, cometió una falta
infantil por la que fue amonestado. Ya tiene 24 años, y varios partidos en
primera. Se le brindaron todas las oportunidades, y no supo aprovecharlas. No
es casualidad que ante San Lorenzo, Apuzzo haya pensado en improvisar con
Echeverría en ese puesto.
Montenegro: 3 – Confirmó lo que había dilucidado fechas
atrás: no está en condiciones físicas, quizás por el hecho de que no realizó
pretemporada. Son pocos los que tienen el don de poder marcar diferencias
jugando “en una baldosa”, es decir, sin realizar un gran desgaste físico, al
menos en un fútbol tan intenso como el de nuestro país; y no es el caso de Montenegro, que en estos encuentros aún no logró hacerlo. El Rolfi tiene
condiciones, no hay dudas; pero ante este tipo de rivales queda en evidencia su
falta de forma, ya que se ahoga rápidamente y se disipa toda su capacidad de
generar juego. Sumado a que por no contar con volantes externos, debe ayudar en
la marca, tarea imposible para un jugador en ese estado.