La primera parte fue casi perfecta. Eran pocos los que creían que, después de perder una buena chance en Liniers (diciembre de 2024), Huracán iba a tener una segunda oportunidad. Y la tuvo. Renovó el medio, recuperó a Pellegrino y atinó con los refuerzos. El equipo se encontró rápido. Le ganó a San Lorenzo en el Ducó, a Racing en Avellaneda y a Vélez en Liniers. Siempre con mucho carácter. Súmale a estas alegrías domésticas lo certeros que fuimos en la Copa Sudamericana: debut histórico en Brasil derrotando a Corinthians en San Pablo; también les ganamos en el Ducó. Perfectos ante los uruguayos y dos empates ante los de Colombia. Primeros en el grupo y de los mejores de todo el torneo. Una locura.
Mientras se jugaba en el continente, teníamos definiciones mata a mata en Argentina. Le ganamos al durísimo Riestra. Fuimos a Rosario y derrotamos a Central. En semifinales, el que siempre está para amargarnos: Independiente. Lo dejamos afuera por penales. Pero llegó la primera trompada: Platense. Nos ganó en Santiago del Estero, perdimos la final y todo cambió.
El golpe a la ilusión es el peor de los golpes. Fuimos más de 20 mil a la provincia norteña. El equipo no estuvo a la altura. Nos pegó a todos: los dirigentes no reaccionaron más; Kudelka trató de dar un cambiar rápido el rumbo hablando de los octavos de la Sudamericana; los buenos jugadores se fueron y los reemplazamos por tipos que no se ganaron el puesto por nivel, sino por decantación. Desaprovechamos el segundo mercado de pases y, en la segunda etapa del 2025, sólo se puede rescatar la victoria ante Boca de local después de un millón de años.
Perdimos socios. Nos desconectamos por un rato de la institución y fuimos más a la cancha por la camiseta y la inercia que por lo que nos ofrecieron de junio hasta acá. De soñar con la gloria a tener pesadillas. De creer que era nuestro momento a sumar otra decepción.
Ganemos o perdamos, Huracán siempre seguirá compitiendo. En el 2026 volveremos a jugar. Sólo por nuestro país, con entrenador nuevo y varios jugadores que iremos conociendo. Ojalá nos volvamos a conectar y esperemos el fin de semana contentos, con ganas de ver al Globo. A nuestro Globo.


