Vuelve el
fútbol
Ese “deporte para lords, jugado por bestias”.[1]
Esa
inexplicable ceremonia que logra paralizar durante 90 minutos a miles y miles
de personas.
Esa
combinación casi infinita de posibilidades, que logra la más perfecta igualdad
de oportunidades, permitiendo al más humilde David contar con armas para hacer frente a los poderosos Goliat.
Esa
interminable sucesión de rituales, costumbres y cábalas.
Ese
inentendible amor por una prenda de vestir, por una estructura de hormigón y
concreto, por un gran jirón de tela.
Esa
enfermedad de transmisión hereditaria, de la que todos somos portadores.
Ese
equilibrador social, particular situación de la vida en la que los hijos de los
ricos pagan para ver divertirse a los
hijos de los pobres, deseando en lo más profundo de su existencia ser como
ellos.
Esa elevada
situación espiritual, a la que se llega tras tirar un caño.
Esa
humillación profunda, a la que se llega tras comerse un caño.
Esa hermosa
locura de gritarle improperios a una tribuna visitante vacía.
Ese dolor
de garganta que solo se cura alentando.
Ese fuego
que la lluvia, lejos de apagar, alimenta.
Esa
sensación de imbatibilidad que otorgan las victorias.
Esa
sensación de irreversibilidad que marcan las derrotas.
Esa
lunfarda satisfacción por junar una buena
gambeta.
Ese
regocijo arquitectónico y estructural, al ver construida una fenomenal pared.
Esas
alegrías tan puras, que estallan al grito de gol.
Esas
tristezas tan sentidas, tan genuinas, tan puras como las lágrimas de los más
pibes.
Esos
recuerdos tantas veces contados por los más grandes.
Esas
recordadas odiseas, buscando las figuritas para llenar el álbum.
Esas
figuras idolatradas, crucificadas y repatriadas.
Esos
pósters que no fueron, y tantos otros que serán.
Ese
infundado presentimiento optimista, contrario a toda lógica y definitivamente
nada racional.
Ese tema
recurrente.
Esa materia
de la que todos damos cátedra, que se dicta en cada café, en cada esquina y en
cada reunión.
Esa
esperanza que hoy, inevitablemente, resurge.
Juan Rey, para Revolución Quemera.
[1] Nota del Autor: hay un viejo dicho británico
que sostiene que “el football es un
deporte para lords jugado por bestias, mientras que el rugby es un deporte para
bestias, jugado por lords”.