Nos sobran los motivos
Huracán…
El primer mate amargo
de la mañana, doloroso pero infaltable.
Es un trago de vino
añejo, sólo lo disfrutan los que lo entienden.
Es la esperanza de
miles y la decepción de otros tantos. Porque sólo puede generar tanta tristeza
aquello capaz de robarnos la cabeza y el corazón, de ilusionarnos hasta creer
que aquello que soñamos despiertos es una realidad tangible e irrefutable.
Es un tango de Homero.
Es una circunstancia
fortuita, aceptada y hecha bandera.
Es una boina calada,
soñando mundos mejores en el Malecón de La Habana.
Es un pibe con una
pelota de trapo, en el potrero de Zavaleta.
Es barrio, empedrado,
almacén y farol.
Es el abrazo cálido de
la mejor amante, y el hombro estoico del amigo de siempre.
Tus lágrimas y tu garganta,
enrojecida hasta el hastío.
Tus domingos, tus
sábados, tus viernes, hasta algunos lunes y martes.
Un dios pagano.
Es Luna ardiendo en
llamas y Colonia inundada.
Es el tabaco que fuma
Marcos en Lacandona.
La adicción que nadie
nos puede proscribir.
Es tu voz en el
contestador.
Es una religión de
feligreses sumisos.
Una pintura de Dalí.
Doble cero en ruleta,
tablas en ajedrez.
Un condenado de la
tierra, destinado a sobrevivir en borgeanas ruinas circulares.
Es gambeta, taquito y
caño.
Es treinta y trés son mejores
El Bandoneón de
Piazzola.
Es convicción, ideales
y compromiso.
Es ponerle el lomo,
darle todo sin pedir nada.
Tus besos, y tus
caricias.
Es José, Elsa, Juan,
Leo, Lauti, Santi, Pato, Graciela, Tincho, Marcelo, Roberto, Flor, Marcial, vos, yo, y tantos más…
Es Brindisi,
Carrascosa, René, Herminio, Stábile, Unzué y tantas otras glorias.
Es Sansón y también Dalila.
Malena y su voz
quebrada.
Esta declaración de
principios.
Es la certeza que vos
y yo estamos juntos en esto. Para siempre.
Juan Rey, para
Revolución Quemera.