domingo, 7 de diciembre de 2014

Dos locos lindos

Casi cuatro siglos los separan.
René Houseman nació en La Banda, Santiago del Estero, un 19 de Julio de 1953.
René Descartes nació en La Haya, Francia, un 31 de Marzo de 1596.

René Descartes revolucionó el pensamiento. Pasó a la historia como el padre del racionalismo, su meta era explicar de una forma metódica la existencia de dios. Profundamente cristiano, su obsesión radicaba en cautivar a los infieles. Consideraba la fe como algo exclusivo de algunos hombres mientras que a la razón le atribuía la calidad de común a todo ser humano. En ese sentido, de poder dar un marco teórico lógicamente válido, no sería necesaria la virtud de la fe para legitimar la existencia de un ser superior.
René Houseman revolucionó el fútbol. Pasó a la historia como el mejor wing derecho de la historia argentina. Su objetivo era la plenitud, su método la sencillez. Su obsesión era jugar para Excursionistas, hecho que consumo en el último partido de su carrera.
Descartes no sólo era filósofo, también matemático, físico y astrónomo. Su objeto de estudio era el conocimiento en general, por lo que se vio cautivado por la anatomía. Clandestinamente se reunía con otros humanistas para diseccionar cuerpos y entender el funcionamiento del organismo.
A Houseman lo apodaban “El hueso”.
Nuestro René también era un humanista, su eje de vida fue, es y será la amistad y la honradez. Era tan capaz de fingir una lesión por el mero fin que su compañero entre a la cancha y cobre sus haberes, como de lesionarse por saltar del primer piso de un hotel en Cuyo para ir a visitar a sus familiares, cuando le habían prohibido la salida.
Descartes fue inspiración para pensadores del futuro. Hoy en día la matemática cartesiana y la geometría descriptiva forman parte de cualquier plan de estudios. Su discípulo más brillante fue el matemático Baruch Spinoza, quien profundizó sus estudios llegando a la conclusión que la realidad no es más que una única sustancia extensa cuyos distintos aspectos no son más que “modos” en los que se representa su naturaleza extensa y eterna.
Houseman fue y es inspiración para todo aquel que le apasiona el fútbol. Los videos de sus eternas e impredecibles gambetas, su velocidad, su picardía, lo hizo ser un jugador de todos los tiempos. Hoy en día cuenta con un discípulo llamado Cristian Espinoza, que usa la misma 7 en su espalda, que semana tras semana nos regala retazos de magia y gambeta, que seguramente seguirá creciendo y llenará de alegrías no sólo al público quemero, sino al simpatizante argentino.
Casi cuatro siglos los separan. Pero ambos tienen cosas en común, más allá de sus nombres, ambos son filosóficamente necesarios para nuestro presente. ¿Qué hubiera sido de la evolución del pensamiento sin un hombre de la talla de Descartes? Nadie lo sabe, quizás alguien hubiera planteado las mismas problemáticas, quizás hubiera sido fruto del estudio de muchos hombres.
¿Qué hubiera sido del devenir del fútbol sin un jugador como nuestro René? Tampoco hay una respuesta precisa. Seguramente otro ostentaría el título de “mejor wing derecho”, seguramente tendríamos otros ídolos. Es probable también que Huracán hubiera logrado a pesar de su ausencia el campeonato de 1973, y que la selección se hubiera coronado en la Copa del Mundo 1978. De lo que estoy absolutamente seguro es que de no haber existido René Orlando Houseman, el fútbol no sería el mismo, y el mundo sería un lugar un poquito más triste.


Juan Rey, para Revolución Quemera